El arte inclusivo son todas aquellas disciplinas artísticas que trabajan la inclusión en los lugares más recónditos del alma humana.

7/10/13

Teoría y juego del duende de Federico García Lorca

El artículo que a continuación os muestro es una conferencia que ofreció Lorca, y os lo muestro ya que me parece que habla de la esencia del de lo que para mi significa el arte. Espero que os guste.
Conferencias:


Señoras y señores:
Desde el año 1918, que ingresé en la Residencia de Estudiantes de Madrid, hasta 1928, en que la abandoné, terminados mis estudios de Filosofía y Letras, he oído en aquel refinado salón, donde acudía para corregir su frivolidad de playa francesa la vieja aristocracia española, cerca de mil conferencias.
Con ganas de aire y de sol, me he aburrido tanto, que al salir me he sentido cubierto por una leve ceniza casi a punto de convertirse en pimienta de irritación.
No. Yo no quisiera que entrase en la sala ese terrible moscardón del aburrimiento que ensarta todas las cabezas por un hilo tenue de sueño y pone en los ojos de los oyentes unos grupos diminutos de puntas de alfiler.
De modo sencillo, con el registro que en mi voz poética no tiene luces de maderas, ni recodos de cicuta, ni ovejas que de pronto son cuchillos de ironías, voy a ver si puedo daros una sencilla lección sobre el espíritu oculto de la dolorida España.
El que está en la piel de toro extendida entre los Júcar, Guadalete, Sil o Pisuerga (no quiero citar a los caudales junto a las ondas color melena de león que agita el Plata), oye decir con medida frecuencia: "Esto tiene mucho duende". Manuel Torres, gran artista del pueblo andaluz, decía a uno que cantaba: "Tú tienes voz, tú sabes los estilos, pero no triunfaras nunca, porque tú no tienes duende".
En toda Andalucía, roca de Jaén y caracola de Cádiz, la gente habla constantemente del duende y lo descubre en cuanto sale con instinto eficaz. El maravilloso cantaor El Lebrijano, creador de la Debla, decía: "Los días que yo canto con duende no hay quien pueda conmigo"; la vieja bailarina gitana La Malena exclamó un día oyendo tocar a Brailowsky un fragmento de Bach: "¡Ole! ¡Eso tiene duende!", y estuvo aburrida con Gluck y con Brahms y con Darius Milhaud. Y Manuel Torres, el hombre de mayor cultura en la sangre que he conocido, dijo, escuchando al propio Falla su Nocturno del Generalife, esta espléndida frase: "Todo lo que tiene sonidos negros tiene duende". Y no hay verdad más grande.
Estos sonidos negros son el misterio, las raíces que se clavan en el limo que todos conocemos, que todos ignoramos, pero de donde nos llega lo que es sustancial en el arte. Sonidos negros dijo el hombre popular de España y coincidió con Goethe, que hace la definición del duende al hablar de Paganini, diciendo: "Poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica".
Así, pues, el duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar. Yo he oído decir a un viejo maestro guitarrista: "El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies". Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; es decir, de viejísima cultura, de creación en acto.
Este "poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica" es, en suma, el espíritu de la sierra, el mismo duende que abrazó el corazón de Nietzsche, que lo buscaba en sus formas exteriores sobre el puente Rialto o en la música de Bizet, sin encontrarlo y sin saber que el duende que él perseguía había saltado de los misteriosos griegos a las bailarinas de Cádiz o al dionisíaco grito degollado de la siguiriya de Silverio.
Así, pues, no quiero que nadie confunda al duende con el demonio teológico de la duda, al que Lutero, con un sentimiento báquico, le arrojó un frasco de tinta en Nuremberg, ni con el diablo católico, destructor y poco inteligente, que se disfraza de perra para entrar en los conventos, ni con el mono parlante que lleva el truchimán de Cervantes, en la comedia de los celos y las selvas de Andalucía.
No. El duende de que hablo, oscuro y estremecido, es descendiente de aquel alegrísimo demonio de Sócrates, mármol y sal que lo arañó indignado el día en que tomó la cicuta, y del otro melancólico demonillo de Descartes, pequeño como almendra verde, que, harto de círculos y líneas, salió por los canales para oír cantar a los marineros borrachos.
Todo hombre, todo artista llamará Nietzsche, cada escala que sube en la torre de su perfección es a costa de la lucha que sostiene con un duende, no con un ángel, como se ha dicho, ni con su musa. Es preciso hacer esa distinción fundamental para la raíz de la obra.
El ángel guía y regala como San Rafael, defiende y evita como San Miguel, y previene como San Gabriel.
El ángel deslumbra, pero vuela sobre la cabeza del hombre, está por encima, derrama su gracia, y el hombre, sin ningún esfuerzo, realiza su obra o su simpatía o su danza. El ángel del camino de Damasco y el que entró por las rendijas del balconcillo de Asís, o el que sigue los pasos de Enrique Susson, ordena y no hay modo de oponerse a sus luces, porque agita sus alas de acero en el ambiente del predestinado.
La musa dicta, y, en algunas ocasiones, sopla. Puede relativamente poco, porque ya está lejana y tan cansada (yo la he visto dos veces), que tuve que ponerle medio corazón de mármol. Los poetas de musa oyen voces y no saben dónde, pero son de la musa que los alienta y a veces se los merienda. Como en el caso de Apollinaire, gran poeta destruido por la horrible musa con que lo pintó el divino angélico Rousseau. La musa despierta la inteligencia, trae paisaje de columnas y falso sabor de laureles, y la inteligencia es muchas veces la enemiga de la poesía, porque imita demasiado, porque eleva al poeta en un bono de agudas aristas y le hace olvidar que de pronto se lo pueden comer las hormigas o le puede caer en la cabeza una gran langosta de arsénico, contra la cual no pueden las musas que hay en los monóculos o en la rosa de tibia laca del pequeño salón.
Ángel y musa vienen de fuera; el ángel da luces y la musa da formas (Hesíodo aprendió de ellas). Pan de oro o pliegue de túnicas, el poeta recibe normas en su bosquecillo de laureles. En cambio, al duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre.
Y rechazar al ángel y dar un puntapié a la musa, y perder el miedo a la fragancia de violetas que exhale la poesía del siglo XVIII y al gran telescopio en cuyos cristales se duerme la musa enferma de límites.
La verdadera lucha es con el duende.
Se saben los caminos para buscar a Dios, desde el modo bárbaro del eremita al modo sutil del místico. Con una torre como Santa Teresa, o con tres caminos como San Juan de la Cruz. Y aunque tengamos que clamar con voz de Isaías: "Verdaderamente tú eres Dios escondido", al fin y al cabo Dios manda al que lo busca sus primeras espinas de fuego.
Para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio. Solo se sabe que quema la sangre como un tópico de vidrios, que agota, que rechaza toda la dulce geometría aprendida, que rompe los estilos, que hace que Goya, maestro en los grises, en los platas y en los rosas de la mejor pintura inglesa, pinte con las rodillas y los puños con horribles negros de betún; o que desnuda a Mosén Cinto Verdaguer con el frío de los Pirineos, o lleva a Jorge Manrique a esperar a la muerte en el páramo de Ocaña, o viste con un traje verde de saltimbanqui el cuerpo delicado de Rimbaud, o pone ojos de pez muerto al conde Lautréamont en la madrugada del boulevard.
Los grandes artistas del sur de España, gitanos o flamencos, ya canten, ya bailen, ya toquen, saben que no es posible ninguna emoción sin la llegada del duende. Ellos engañan a la gente y pueden dar sensación de duende sin haberlo, como os engañan todos los días autores o pintores o modistas literarios sin duende; pero basta fijarse un poco, y no dejarse llevar por la indiferencia, para descubrir la trampa y hacerle huir con su burdo artificio.
Una vez, la "cantaora" andaluza Pastora Pavón, La Niña de los Peines, sombrío genio hispánico, equivalente en capacidad de fantasía a Goya o a Rafael el Gallo, cantaba en una tabernilla de Cádiz. Jugaba con su voz de sombra, con su voz de estaño fundido, con su voz cubierta de musgo, y se la enredaba en la cabellera o la mojaba en manzanilla o la perdía por unos jarales oscuros y lejanísimos. Pero nada; era inútil. Los oyentes permanecían callados.
Allí estaba Ignacio Espeleta, hermoso como una tortuga romana, a quien preguntaron una vez: "¿Cómo no trabajas?"; y él, con una sonrisa digna de Argantonio, respondió: "¿Cómo voy a trabajar, si soy de Cádiz?"
Allí estaba Eloísa, la caliente aristócrata, ramera de Sevilla, descendiente directa de Soledad Vargas, que en el treinta no se quiso casar con un Rothschild porque no la igualaba en sangre. Allí estaban los Floridas, que la gente cree carniceros, pero que en realidad son sacerdotes milenarios que siguen sacrificando toros a Gerión, y en un ángulo, el imponente ganadero don Pablo Murube, con aire de máscara cretense. Pastora Pavón terminó de cantar en medio del silencio. Solo, y con sarcasmo, un hombre pequeñito, de esos hombrines bailarines que salen, de pronto, de las botellas de aguardiente, dijo con voz muy baja: "¡Viva París!", como diciendo: "Aquí no nos importan las facultades, ni la técnica, ni la maestría. Nos importa otra cosa".
Entonces La Nina de los Peines se levantó como una loca, tronchada igual que una llorona medieval, y se bebió de un trago un gran vaso de cazalla como fuego, y se sentó a cantar sin voz, sin aliento, sin matices, con la garganta abrasada, pero... con duende. Había logrado matar todo el andamiaje de la canción para dejar paso a un duende furioso y abrasador, amigo de vientos cargados de arena, que hacía que los oyentes se rasgaran los trajes casi con el mismo ritmo con que se los rompen los negros antillanos del rito, apelotonados ante la imagen de Santa Bárbara.
La Niña de los Peines tuvo que desgarrar su voz porque sabía que la estaba oyendo gente exquisita que no pedía formas, sino tuétano de formas, música pura con el cuerpo sucinto para poder mantenerse en el aire. Se tuvo que empobrecer de facultades y de seguridades; es decir, tuvo que alejar a su musa y quedarse desamparada, que su duende viniera y se dignara luchar a brazo partido. ¡Y cómo cantó! Su voz ya no jugaba, su voz era un chorro de sangre digna por su dolor y su sinceridad, y se abría como una mano de diez dedos por los pies clavados, pero llenos de borrasca, de un Cristo de Juan de Juni.
La llegada del duende presupone siempre un cambio radical en todas las formas sobre planos viejos, da sensaciones de frescura totalmente inéditas, con una calidad de rosa recién creada, de milagro, que llega a producir un entusiasmo casi religioso.
En toda la música árabe, danza, canción o elegía, la llegada del duende es saludada con enérgicos "¡Alá, Alá!", "¡Dios, Dios!", tan cerca del "¡Olé!" de los toros, que quién sabe si será lo mismo; y en todos los cantos del sur de España la aparición del duende es seguida por sinceros gritos de "¡Viva Dios!", profundo, humano, tierno grito de una comunicación con Dios por medio de los cinco sentidos, gracias al duende que agita la voz y el cuerpo de la bailarina, evasión real y poética de este mundo, tan pura como la conseguida por el rarísimo poeta del XVII Pedro Soto de Rojas a través de siete jardines o la de Juan Calímaco por una temblorosa escala de llanto.
Naturalmente, cuando esa evasión está lograda, todos sienten sus efectos: el iniciado, viendo cómo el estilo vence a una materia pobre, y el ignorante, en el no sé qué de una autentica emoción. Hace años, en un concurso de baile de Jerez de la Frontera se llevó el premio una vieja de ochenta años contra hermosas mujeres y muchachas con la cintura de agua, por el solo hecho de levantar los brazos, erguir la cabeza y dar un golpe con el pie sobre el tabladillo; pero en la reunión de musas y de ángeles que había allí, bellezas de forma y bellezas de sonrisa, tenía que ganar y ganó aquel duende moribundo que arrastraba por el suelo sus alas de cuchillos oxidados.
Todas las artes son capaces de duende, pero donde encuentra más campo, como es natural, es en la música, en la danza y en la poesía hablada, ya que estas necesitan un cuerpo vivo que interprete, porque son formas que nacen y mueren de modo perpetuo y alzan sus contornos sobre un presente exacto.
Muchas veces el duende del músico pasa al duende del intérprete y otras veces, cuando el músico o el poeta no son tales, el duende del intérprete, y esto es interesante, crea una nueva maravilla que tiene en la apariencia, nada más, la forma primitiva. Tal el caso de la enduendada Eleonora Duse, que buscaba obras fracasadas para hacerlas triunfar, gracias a lo que ella inventaba, o el caso de Paganini, explicado por Goethe, que hacía oír melodías profundas de verdaderas vulgaridades, o el caso de una deliciosa muchacha del Puerto de Santa María, a quien yo le vi cantar y bailar el horroroso cuplé italiano O Mari!, con unos ritmos, unos silencios y una intención que hacían de la pacotilla italiana una aura serpiente de oro levantado. Lo que pasaba era que, efectivamente, encontraban alguna cosa nueva que nada tenía que ver con lo anterior, que ponían sangre viva y ciencia sobre cuerpos vacíos de expresión.
Todas las artes, y aun los países, tienen capacidad de duende, de ángel y de musa; y así como Alemania tiene, con excepciones, musa, y la Italia tiene permanentemente ángel, España está en todos tiempos movida por el duende, como país de música y danza milenaria, donde el duende exprime limones de madrugada, y como país de muerte, como país abierto a la muerte.
En todos los países la muerte es un fin. Llega y se corren las cortinas. En España, no. En España se levantan. Muchas gentes viven allí entre muros hasta el día en que mueren y los sacan al sol. Un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún sitio del mundo: hiere su perfil como el filo de una navaja barbera. El chiste sobre la muerte y su contemplación silenciosa son familiares a los españoles. Desde El sueño de las calaveras, de Quevedo, hasta el Obispo podrido, de Valdés Leal, y desde la Marbella del siglo XVII, muerta de parto en mitad del camino, que dice:

La sangre de mis entrañas
cubriendo el caballo está.
Las patas de tu caballo
echan fuego de alquitrán...
al reciente mozo de Salamanca, muerto por el toro, que clama:

Amigos, que yo me muero;
amigos, yo estoy muy malo.
Tres pañuelos tengo dentro
y este que meto son cuatro...
hay una barandilla de flores de salitre, donde se asoma un pueblo de contempladores de la muerte, con versículos de Jeremías por el lado más áspero, o con ciprés fragante por el lado más lírico; pero un país donde lo más importante de todo tiene un último valor metálico de muerte.
La cuchilla y la rueda del carro, y la navaja y las barbas pinchonas de los pastores, y la luna pelada, y la mosca, y las alacenas húmedas, y los derribos, y los santos cubiertos de encaje, y la cal, y la línea hiriente de aleros y miradores tienen en España diminutas hierbas de muerte, alusiones y voces perceptibles para un espíritu alerta, que nos llama la memoria con el aire yerto de nuestro propio tránsito. No es casualidad todo el arte español ligado con nuestra sierra, lleno de cardos y piedras definitivas, no es un ejemplo aislado la lamentación de Pleberio o las danzas del maestro Josef María de Valdivieso, no es un azar el que de toda la balada europea se destaque esta amada española:

-Si tú eres mi linda amiga,
¿cómo no me miras, di?
-Ojos con que te miraba
a la sombra se los di
-Si tú eres mi linda amiga,
¿cómo no me besas, di?
-Labios con que te besaba
a la sierra se los di.
-Si tú eres mi linda amiga,
¿cómo no me abrazas, di?
-Brazos con que te abrazaba
de gusanos los cubrí.
Ni es extraño que en los albores de nuestra lírica suene esta canción:

Dentro del vergel
moriré
dentro del rosal
matar me han.
Yo me iba, mi madre,
las rosas a coger,
hallara la muerte
dentro del vergel.
Yo me iba, madre,
las rosas a cortar,
hallara la muerte
dentro del rosal.
Dentro del vergel
moriré,
dentro del rosal
matar me han.

Las cabezas heladas por la luna que pintó Zurbarán, el amarillo manteca con el amarillo relámpago del Greco, el relato del padre Sigüenza, la obra íntegra de Goya, el ábside de la iglesia de El Escorial, toda la escultura policromada, la cripta de la casa ducal de Osuna, la muerte con la guitarra de la capilla de los Benaventes en Medina de Rioseco, equivalen a lo culto en las romerías de San Andrés de Teixido, donde los muertos llevan sitio en la procesión, a los cantos de difuntos que cantan las mujeres de Asturias con faroles llenos de llamas en la noche de noviembre, al canto y danza de la sibila en las catedrales de Mallorca y Toledo, al oscuro In Recort tortosino y a los innumerables ritos del Viernes Santo, que con la cultísima fiesta de los toros forman el triunfo popular de la muerte española. En el mundo, solamente Méjico puede cogerse de la mano con mi país.
Cuando la musa ve llegar a la muerte cierra la puerta o levanta un plinto o pasea una urna y escribe un epitafio con mano de cera, pero en seguida vuelve a rasgar su laurel con un silencio que vacila entre dos brisas. Bajo el arco truncado de la oda, ella junta con sentido fúnebre las flores exactas que pintaron los italianos del xv y llama al seguro gallo de Lucrecio para que espante sombras imprevistas.
Cuando ve llegar a la muerte, el ángel vuela en círculos lentos y teje con lágrimas de hielo y narciso la elegía que hemos visto temblar en las manos de Keats, y en las de Villasandino, y en las de Herrera, y en las de Bécquer y en las de Juan Ramón Jiménez. Pero ¡qué horror el del ángel si siente una arena, por diminuta que sea, sobre su tierno pie rosado!
En cambio, el duende no llega si no ve posibilidad de muerte, si no sabe que ha de rondar su casa, si no tiene seguridad de que ha de mecer esas ramas que todos llevamos y que no tienen, que no tendrán consuelo.
Con idea, con sonido o con gesto, el duende gusta de los bordes del pozo en franca lucha con el creador. Ángel y musa se escapan con violín o compás, y el duende hiere, y en la curación de esta herida, que no se cierra nunca, está lo insólito, lo inventado de la obra de un hombre.
La virtud mágica del poema consiste en estar siempre enduendado para bautizar con agua oscura a todos los que lo miran, porque con duende es más fácil amar, comprender, y es seguro ser amado, ser comprendido, y esta lucha por la expresión y por la comunicación de la expresión adquiere a veces, en poesía, caracteres mortales.
Recordad el caso de la flamenquísima y enduendada Santa Teresa, flamenca no por atar un toro furioso y darle tres pases magníficos, que lo hizo; no por presumir de guapa delante de fray Juan de la Miseria ni por darle una bofetada al Nuncio de Su Santidad, sino por ser una de las pocas criaturas cuyo duende (no cuyo ángel, porque el ángel no ataca nunca) la traspasa con un dardo, queriendo matarla por haberle quitado su último secreto, el puente sutil que une los cinco sentidos con ese centro en carne viva, en nube viva, en mar viva, del Amor libertado del Tiempo.
Valentísima vencedora del duende, y caso contrario al de Felipe de Austria, que, ansiando buscar musa y ángel en la teología, se vio aprisionado por el duende de los ardores fríos en esa obra de El Escorial, donde la geometría limita con el sueño y donde el duende se pone careta de musa para eterno castigo del gran rey.
Hemos dicho que el duende ama el borde, la herida, y se acerca a los sitios donde las formas se funden en un anhelo superior a sus expresiones visibles.
En España (como en los pueblos de Oriente, donde la danza es expresión religiosa) tiene el duende un campo sin límites sobre los cuerpos de las bailarinas de Cádiz, elogiadas por Marcial, sobre los pechos de los que cantan, elogiados por Juvenal, y en toda la liturgia de los toros, auténtico drama religioso donde, de la misma manera que en la misa, se adore y se sacrifica a un Dios.
Parece como si todo el duende del mundo clásico se agolpara en esta fiesta perfecta, exponente de la cultura y de la gran sensibilidad de un pueblo que descubre en el hombre sus mejores iras, sus mejores bilis y su mejor llanto. Ni en el baile español ni en los toros se divierte nadie; el duende se encarga de hacer sufrir por medio del drama, sobre formas vivas, y prepara las escaleras para una evasión de la realidad que circunda.
El duende opera sobre el cuerpo de la bailarina como el aire sobre la arena. Convierte con mágico poder una muchacha en paralítica de la luna, o llena de rubores adolescentes a un viejo roto que pide limosna por las tiendas de vino, da con una cabellera olor de puerto nocturno, y en todo momento opera sobre los brazos con expresiones que son madres de la danza de todos los tiempos.
Pero imposible repetirse nunca, esto es muy interesante de subrayar. El duende no se repite, como no se repiten las formas del mar en la borrasca.
En los toros adquiere sus acentos más impresionantes, porque tiene que luchar, por un lado, con la muerte, que puede destruirlo, y por otro lado, con la geometría, con la medida, base fundamental de la fiesta.
El toro tiene su órbita; el torero, la suya, y entre órbita y órbita un punto de peligro donde está el vértice del terrible juego.
Se puede tener musa con la muleta y ángel con las banderillas y pasar por buen torero, pero en la faena de capa, con el toro limpio todavía de heridas, y en el momento de matar, se necesita la ayuda del duende para dar en el clavo de la verdad artística.
El torero que asusta al público en la plaza con su temeridad no torea, sino que está en ese plano ridículo, al alcance de cualquier hombre, de jugarse la vida; en cambio, el torero mordido por el duende da una lección de música pitagórica y hace olvidar que tira constantemente el corazón sobre los cuernos.
Lagartijo con su duende romano, Joselito con su duende judío, Belmonte con su duende barroco y Cagancho con su duende gitano, enseñan, desde el crepúsculo del anillo, a poetas, pintores y músicos, cuatro grandes caminos de la tradición española.
España es el único país donde la muerte es el espectáculo nacional, donde la muerte toca largos clarines a la llegada de las primaveras, y su arte está siempre regido por un duende agudo que le ha dado su diferencia y su calidad de invención.
El duende que llena de sangre, por vez primera en la escultura, las mejillas de los santos del maestro Mateo de Compostela, es el mismo que hace gemir a San Juan de la Cruz o quema ninfas desnudas por los sonetos religiosos de Lope.
El duende que levanta la torre de Sahagún o trabaja calientes ladrillos en Calatayud o Teruel es el mismo que rompe las nubes del Greco y echa a rodar a puntapiés alguaciles de Quevedo y quimeras de Goya.
Cuando llueve saca a Velázquez enduendado, en secreto, detrás de sus grises monárquicos; cuando nieva hace salir a Herrera desnudo para demostrar que el frío no mata; cuando arde, mete en sus llamas a Berruguete y le hace inventar un nuevo espacio para la escultura.
La musa de Góngora y el ángel de Garcilaso han de soltar la guirnalda de laurel cuando pasa el duende de San Juan de la Cruz, cuando

El ciervo vulnerado
por el otero asoma.
La musa de Gonzalo de Berceo y el ángel del Arcipreste de Hita se han de apartar para dejar paso a Jorge Manrique cuando llega herido de muerte a las puertas del castillo de Belmonte. La musa de Gregorio Hernández y el ángel de José de Mora han de alejarse para que cruce el duende que llora lágrimas de sangre de Mena y el duende con cabeza de toro asirio de Martínez Montañés, como la melancólica musa de Cataluña y el ángel mojado de Galicia han de mirar, con amoroso asombro, al duende de Castilla, tan lejos del pan caliente y de la dulcísima vaca que pasta con normas de cielo barrido y sierra seca.
Duende de Quevedo y duende de Cervantes, con verdes anémonas de fósforo el uno, y flores de yeso de Ruidera el otro, coronan el retablo del duende de España.
Cada arte tiene, como es natural, un duende de modo y forma distinta, pero todos unen raíces en un punto de donde manan los sonidos negros de Manuel Torres, materia última y fondo común incontrolable y estremecido de leño, son, tela y vocablo.
Sonidos negros detrás de los cuales están ya en tierna intimidad los volcanes, las hormigas, los céfiros y la gran noche apretándose la cintura con la Vía láctea.
Señoras y señores: He levantado tres arcos y con mano torpe he puesto en ellos a la musa, al ángel y al duende.
La musa permanece quieta; puede tener la túnica de pequeños pliegues o los ojos de vaca que miran en Pompeya a la narizota de cuatro caras con que su gran amigo Picasso la ha pintado. El ángel puede agitar cabellos de Antonello de Mesina, túnica de Lippi y violín de Massolino o de Rousseau.
El duende... ¿Dónde está el duende? Por el arco vacío entra un aire mental que sopla con insistencia sobre las cabezas de los muertos, en busca de nuevos paisajes y acentos ignorados: un aire con olor de saliva de niño, de hierba machacada y velo de medusa que anuncia el constante bautizo de las cosas recién creadas.

11/9/13

Clases de voz, por Manu Medina


TALLER DE VOZ CON MANU MEDINA




La voz expresiva y la voz cantada del actor o de cualquier individuo han sido con demasiada frecuencia castradas y limitadas.
Reivindicamos las posibilidades expresivas de la voz, de las personas que deseen y tengan la voluntad de explorar y entrenar su instrumento. Decimos no a las limitaciones del juicio y nos afirmamos en nuestra voluntad de jugar, de disfrutar, de atrevernos. ¿Cómo podemos conocer nuestras posibilidades si estamos atenazados por el miedo o la presión por el resultado? Todos tenemos el derecho de disfrutar de nuestra voz, de explorarla, de investigar en sus posibilidades expresivas.

En definitiva este es un curso regular donde podrás conocer mas en profundidad tu instrumento vocal. Dicho curso está diseñado para todas aquellas personas que utilicen la voz como instrumento de trabajo, como por ejemplo profesores, cantantes, locutores, vendedores, etc. es decir todo aquel que quiera saber más de como hablar mejor.

A partir del 3 de octubre en Gruñidos Salvajes.


C/ mira el Río, 4
Para mas info. llama al
tlf. 913658755
a partir de las 18:00 horas

6/9/13

No todo lo que vemos es tan grande, por Manu Medina

Muchas veces hablamos de esfuerzos titánicos para seguir adelante, nos refugiamos y nos empecinamos en querer seguir siendo los mismos a pesar del paso del tiempo, pero las circunstancias de la vida, los cambios internos, los deseos diferentes a cuando éramos más jóvenes nos llevan inevitablemente por otros derroteros. Y yo estoy contento con esto, quiero que sea así, la fuerza de los acontecimientos nos coloca en otros lugares en otros espacios.
A medida que pasa la vida nuestros deseos se van concretando, y todas nuestras viejas ilusiones llegan a puerto. Parece que nuestros objetivos van tomando forma y por fin somos lo que queríamos ser. 

Como en esta imagen parece que la montaña de atrás es más pequeña que la de adelante, pero no deja de ser un efecto óptico, en este caso la perspectiva nos juega una mala pasada y nos engaña.
No por parecer más pequeña quiere decir que lo sea.
En el mundo del espectáculo pasa lo mismo. 
No todo lo que vemos es tan grande

3/9/13

Muestra de cine de Ascaso por Manu Medina.


Un año más la 2ª muestra de cine de Ascaso me sorprende gratamente, pero esta vez Nestor y Miguel han ido más alla y la selección de las películas han tenido a mi entender un tinte más comprometido. de todos modos si queréis ver en detalle la programación y todo lo referente a al festival no dudéis en pinchar en el siguiente enlace. http://muestracineascaso.blogspot.com.es.
Esta vez fui al festival con parte de los alumnos Lucearte y la inquebrantable y maravillosa actriz Natalia Moya. Cada vez que voy a esta festival es como si me trasladase al mundo del "todo es posible" soñar es posible, creer y perseguir los sueños es posible, perseguir lo inalcanzable es posible. 
En Ascaso parece que las historias que se cuentan en la pantalla se transforman en realidad, parece que el viento las empuja fuerte hacia afuera y las saca a las calles de la pequeña aldea, los personajes de las historias pululan por las piedras de las casas.
En la muestra de cine más pequeña del mundo las historias forman parte de nuestra vida diaria, ya que por si solas están llenas de vida. 
F E L I C I D A D E S.


21/8/13

Temporada 2012 2013, Manu Medina



El siguiente trabajo que realice fue con las bufonadas, "todo un reto" Juan león y Julio Velez fueron y son dos actores con unos recursos ilimitados, el trabajo sobrepaso todas mis expectativas si queréis saber más en detalle tica en este enlace "BUFONADAS"


Después de este trabajo y al final de la temporada apareció la función de fin de curso de la escuela de actores del barrio Lucero. Este fue un trabajo arduo y muy escabroso ya que me había planteado un gran reto, llevar a escena a 13 actores. trabajamos mucho, pero al mismo tiempo muy satisfactorio, y después de tantas dificultades nació "UN PERRO VERDE" que si queréis saber con detalle todo lo ocurrido pinchar en el enlace.

19/8/13

ITINERARIO DE VIAJE

Hoy 19 de agosto y radicalmente la vida ha vuelto a ser como era el 19 de agosto del año pasado. durante todo este tiempo han sucedido un sin fin de cosas. Este es el primer blog después de todo este año. A lo largo del mismo he transcrito algún que otro artículo pero meramente era para anunciar acontecimientos que iban ocurriendo.



En primer lugar comencé a estudiar integración social en el IES Jaime Ferran de Villalba, allí me trasladaba todas las mañanas a las 07 de la mañana y estaba hasta las 14:15 de la medio día. (los detalles allí ocurridos aparecerán en otra publicación). a la par estuve trabajando en micro teatro por dinero con la función (que detallo en el siguiente enlace) "HIJA MIA TENEMOS QUE HABLAR" . a la vez y todos los jueves daba clases de voz en "GRUÑIDOS SALVAJES" que de manera inesperada, hemos estrenado tres piezas cortas sobre coros griegos.

He de decir que este trabajo me ha parecido al espléndido y del que estoy muy orgulloso a los cuatro actores y actrices que han trabajado con migo.
Gracias chic@s por vuestra confianza

29/6/13

UN PERRO VERDE

Estamos aquí para ofrecer nuestra primera obra teatral Un Perro Verde, iniciativa del grupo de teatro Luzearte, en la que llevamos trabajando semanalmente toda esta temporada.
La historia de Luzearte es tan casual como también buscada, tal como suele pasar en todas las asociaciones humanas basadas en la afinidad. Fue el profesor Manu Medina quien, con su taller de técnica teatral que se realizara en el verano de 2012 tanto en la EKO de Carabanchel como en la Asociación de vecinos de Lucero acabara formando un grupo con todos los asistentes que se comprometieran a hacer un taller de teatro permanente, idea que fue asimismo propuesta de la Asamblea Popular de Lucero. El lugar fue la citada asociación vecinal y posteriormente el Centro Cultural de la Mujer que se encuentra en el mismo barrio.
La filosofía del grupo es la autogestión de cara a que los componentes vean en el teatro una de sus fuentes de ingreso, y por ello se hace hincapié en maneras comunales de recaudación como puedan ser pasar la gorra o el precio libre. Vemos necesaria esta manera social de apoyo colectivo y libre disposición de las herramientas humanas que proporciona el valor intrínseco de lo teatral, así como del actor a un nivel personal y no como mera pieza de un engranaje. Los contenidos y las maneras, evidentemente, también son libremente elegidos con la consiguiente ruptura de un relamido o intolerante arte elitista y todas sus subsiguientes formas complacientes y carentes de creatividad y crecimiento personal del artista escénico. Este trabajo empieza desde la dirección teatral y todos los componentes son parte esencial en la evolución del grupo.
El teatro como un componente más de la vida. Esto, entre otras muchas cosas significa Luzearte: una fiel manera de encontrar el crecimiento y la propia salvación a través de lo artístico, en un proceso sin fin de cambio y crecimiento estimulado por el mismo proceso creativo; una exploración constante de la materia escénica y las razones de vivir.
Deseamos que la presente obra sea también parte de todos los espectadores, mediante una apertura a la libre interpretación de la propia vida, puesto que esta es una apuesta clara por el público al realzar la faceta humana del teatro como en lo presente venimos realizando desde un trabajo y una ilusión que materializamos aquí.


El espectáculo que vais a ver es un montaje a partir de una selección de poemas de diversos autores españoles, en que, la esencia es la transgresión emocional y verbal de unas criaturas perdidas de sí mismas. El sufrimiento, la pasión, la memoria y la locura -entre otros- son los grandes pilares de esta función. Como hilo conductor hallamos la música de grandes autores como Mozart, Vangelis, etc.
Mi trabajo como director ha sido guiar a los actores por los derroteros de las emociones límite, donde el control no tuviera potestad ni atadura alguna. Cada escena es un llanto al aire; un rugido de desesperación.
Con respecto a la puesta en escena, el movimiento cobrará una enorme resonancia. Cada gesto es una pincelada de lo que ocurre en el interior.
El vestuario, el maquillaje y la caracterización se nos revelan de una gran trascendencia, siendo cada elemento una extensión del personaje.
Una propuesta donde los actores se han sumergido en las penurias del ser humano, y donde el salvase quien pueda, está a la orden del momento.

FICHA ARTÍSTICA


Javier Cortázar   -Las soledades del muro-  -Marcos Ana-
Nuria Iñiguez   Cantar de amigo  Blas de Otero
Mila Jiménez  El rayo que no cesa 2  Miguel Hernández
Guiomar   Desnatada   Belén Reyes
Lourdes Hernández Elegía a Ramón Sijé   Miguel Hernández
Alejandro Galvis  Juicio final   Blas de Otero
Toñi Castillo    Canción del antiavionista  Miguel Hernández
Eva Fernandez  Negra sombra  Rosalía de Castro
Julio Armigos  Poema corporal   Luzearte
María Calzadilla  Ese otro ser   Teresa Aburto Uribe
Marian Megía   Dime que era verdad …   Carlos Bousoño
José M. Higes    Para quién escribo II   Vicente Aleixandre

FICHA TÉCNICA

Ayte. de dirección  Javier Cortázar y José Hijes.
Escenografía  Luzearte.
Iluminación  Centro Cultural de la Mujer.
Publicidad  AVV de Lucero.
Vestuario  Luzearte.
Dirección.  Manu Medina

ENTIDADES COLABORADORAS

AVV de lucero, Asamblea popular del barrio de Lucero, Centro   Cultural de la mujer.




15/6/13

bufonadas 2013



Este es el cartel de las bufonadas. En breve colocaremos mucha más información del espectáculo.
En estos momentos estamos a la espera de poder hacer la función en una sala y de forma permanente.
Espero que tal proyecto salga adelante.

La realización de dicho cartel la ha llevado a cabo Teresa Arilla, y prácticamente todo el dossier ha sido realización suya, muchas gracias Teresa.

Tanto Juan León como Julio Velez y yo mismo estamos encontrando muchas dificultades para poder hacer bolos, el mercado de trabajo, tanto privado como público está siendo absolutamente devastado por las incongruencias y avaricia de la clase política. La subida del IVA y la falta de sensibilización con respecto a la cultura están haciendo mella en el día a día del actor.


Señores políticos somos trabajadores. Déjennos trabajar.

8/5/13

Aquí hay un problema.

Este año las cosas son muy diferentes. En estos momentos estoy estudiando integración social. Quiere hacer teatro con los discapacitados. Y de manera inevitable tengo que pasar por este filtro, si, el filtro de las enseñanzas regladas.
Este es un mundo donde casi todo el profesorado habla de cambiar las cosas, de hacer un cambio sistemático de la propia educación, y curiosamente nadie hace nada.
.........AQUÍ HAY UN PROBLEMA........
También tengo que decir que en estos momentos no puedo hablar de esto, ya que estoy demasiado afectado, inmerso,  por la rutina de los estudios, la incomprensión, la insatisfacción, la impotencia, el enfado, y el rechazo que le tengo hacia la gente que no hace lo que su corazón le pide, se apoderan de mi y no me dejan ser lo suficientemente comprensivo y...
............MEJOR CALLAR..........

21/3/13

...porque me robas?


  • y posiblemente el día que vayamos sin nada, posiblemente seamos un poco más libres.
    recordando:
    ... y cuando este al partir la nave que nunca ha de tornar
    me encontrareis ligero de equipajes,
    casi desnudo como los hijos de la mar...
    Antonio Machado.
    ...Pero también se que somos seres sociales, comunitarios, el uno sin el otro no es nada, yo soy quien soy porque me represento en ti, y si tu, es decir el otro está mal, posiblemente yo también estaré mal. Por tanto, si a otro les quitan los sueño, el camino de vuelta, el amanecer, los ojos, las fuerzas, etc. yo me tirare como un lobo Hambriento al cuello del ladrón, porque aunque no lo creáis, a mi también me roba.
    manu medina

11/12/12

JJ Duo, Juan León y Julio Velez. dir. manu medina.

JJ duo, presentan 
"Bufonadas" 
Interpretadas por Juan León y Julio Vélez.
El Sábado 22 de diciembre en el centro de la Mujer de Lucero
C/. Calletano Pando 19
A las 19 horas, 
entrada Gratuita
En el primer momento en el que tanto Juan como Julio me invitaron a trabajar en su proyecto de bufonadas no pensé que el trabajo fuese tan satisfactorio, primero por el trabajo como actor y segundo por la riqueza humana de estos dos pedazos de actores. 
Siempre he pensado que el trabajo como actor va en paralelo al trabajo como individuo, cuantos mas obstáculos se salten en la vida, mejor capacidad y matices tienen estos personajes.
A Juan león le conocí hace más de 25 años en un lugar llamado la escuela de calor y al lado del mar, y desde entonces y hasta ahora nos hemos perseguido, buscado, despedidos, encontrados, y siempre visitándonos periódicamente, parece que no queremos deshacernos el uno del otro.
Como persona es integro, tenaz, afable, cercano, amigo... en definitiva un ser humano en constante transformación y cambios. Juan ya no es el de antes, pero seguro que no será como el de un mañana, porque será diferente.
Como actor siempre le ha perseguido el amor hacia esta profesión y desde ahí ha lanzado todas sus armas, ha sido fiel a si mismo, contundente en sus acciones, y fogoso en sus decisiones, trabajador, insistente.
Por mucho que quieras Juan tu alma estará siempre ligada a las tablas, al polvo del telón abriéndose y cerrándose, y tus palabras preferidas serán de por vida "quedan cinco minutos".
A Julio le conocí hace unos 20 años y por medio de Juan, siempre que me hablaban de él, me decían "el otro día le vi en.... y hacia de...." "oye y tu le conoces...... que guapo es..... y que voz más bonita" y yo les respondía " si le conozco, y cuando le miro a los ojos tengo que decirte que le quiero" y le quiero porque cuando se hace pequeño, yo le veo muy grande, porque cuando llora me estremece y me acaricia, porque cuando ríe, ríe sin frustraciones y me arrastra. Me arrastra su convicción con la profesión. En definitiva, si seguir intentándolo es de valiente, Julio, tu eres mi Gladiador preferido. 

Julio y Juan sólo quiero que la vida os quiera y os trate como lo que sois, dos personas muy valiosas, dos hombres grandes, y a los grandes hombres hay que quererlos y tenerlos en cuenta.
.....y yo manu medina os quiero y os tengo en cuenta.







22/10/12

Lucero de Cine.

Este viernes 26 a las 19 horas y todos los fines de mes, en el barrio de lucero tenemos ciclo de cine, GRATUITO, hasta completar el aforo, no te lo pierdas.
Cine que te hará mover, soñar, vivir.

DEJATE LLEVAR POR EL CINE                                        CAYETANO PANDO, 19 28047 MADRID, 

14/10/12

Este Sábado, Teatrillo salvaje con: Hija mía, tenemos que hablar.

Este Sábado día 20 de octubre en la calle Mira el Río baja, Nº 4,  TEATRO en la sala GRUÑIDOS SALVAJES. Podemos ver HIJA MÍA TENEMOS QUE HABLAR.
Una comedia trepidante, a un ritmo trepidante, sin trampa ni cartón, y de muy cerca verás como dos actores pueden trasladarte a un mundo imaginario sin que tu de dieras cuenta.
Una relación fraternal, pero con secretos, mentiras, asesinatos, y mucha, mucha risa, 
!ALUCINARAS¡