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14/1/22

FÍSICA CUÁNTICA Y TEATRO, por Manu Medina

El mundo revelado por la física cuántica nos da un ambiente extraño, donde reina el azar y la incertidumbre y donde muchas posibilidades coexisten a la vez.

Existe un misterio que revela la magnitud de la física cuántica, cuando un futbolista lanza un balón, si acierta el tiro la pelota pasara por una u otra abertura de entre tres jugadores, -es decir tenemos tres jugadores frente al tirador, los tres están totalmente quietos y con una distancia entre uno y otro de un metro aproximadamente-. Dicho futbolista tira el balón y este entra por una de las ranuras.

Y ahora supongamos por el momento que el futbolista y la pelota tienen la dimensión de un átomo, es decir ya no es un balón, sino un electrón, lo que sucederá ahora es del todo inesperado, en lugar de pasar por una u otra abertura, el electrón pasa por ambas aberturas a la vez. 

El experimento tiene algunas ideas básicas de la mecánica cuántica, esto lleva a la física cuántica a pensar que, se sabe que las partículas no tienen un posición y trayectoria definida, sino que se hayan en muchas lugares a la vez y con distintas probabilidades.

Pues bien con el mismo argumento, -a muy grandes rasgos- que se explico anteriormente, el mundo del la creación en el arte tiene el mismo comportamiento. Por muchas intenciones que tengamos los artistas de crear un estado determinado en el espectador, nunca vamos a saber cual va a ser la reacción del mismo. Y por mucho que tengamos estudiado el personaje, sus acciones, acotaciones, posiciones, etc. nunca, nunca, nuestro estado emocional, será el mismo.

La física cuántica también es llamada la física de las probabilidades, y es aquí cuando en un proceso creativo damos alas a cualquier reacción que se de en los ensayos. En el teatro Brut, al comienzo de cada proceso creativo, cualquier cosa nos vale, un simple gesto, un suspiro, una mirada desordenada, un ademán, etc. este sea posiblemente el germen de una gran idea, es por eso que en el teatro Brut no creemos en el error, creemos en las posibilidades, el error o el acierto son medidas que no utilizamos, utilizamos otras ítems de valor para saber si lo que hemos probado es la línea a seguir, y dichos ítems tienen que ver con como nos hemos sentido, aplicamos la rueda de las emociones como paleta evaluativa, es decir la pregunta esencial es ¿cómo me he sentido?. A partir de ahí hablamos y decidimos si lo probado es apropiado para lo que queremos, o no.

Por lo anteriormente escrito en el teatro Brut asociamos la física cuántica  a otros fenómenos que detallare a continuación:
No he encontrado una definición mas exacta de lo que es el teatro con respecto a la física cuántica, con lo que nos dice David Jou, físico, poeta y ensayista catalán con estas palabras:

Ser o no ser: ¿es esta la cuestión,
O ser y no ser a la vez, serlo todo
Ser a un tiempo todas las respuestas
Todas las presencias en todo el espacio?

En definitiva la física cuánticas es la ciencia que estudia los fenómenos desde el punto de vista de la totalidad de las posibilidades. Contempla aquello que no se ve y explica, los fenómenos desde lo no visible. Contempla lo no medible.
Y yo me pregunto ¿que es eso, sino el teatro?   

La física cuántica es extensible al arte, lo que se llama la ficción. De algún modo creamos mundos artificiales. Al teatro uno va a ver a seres humanos que simulan su comportamiento, creando historias; la simulación cuántica esencialmente es eso. Poner conjeturas en la mesa para que luego la misma física cuántica o el teatro sin ir más lejos, con dichas conjeturas nos puede surgir otros mundos otras realidades, otro campo de acciones y por lo tanto de emociones

Y el arte está en jugarlo, en no aferrarse a una conjetura, si la física cuántica se hubiera cerrado a la idea de que un átomo podría dividirse o estar en varios sitos a la vez, tal vez hoy no hubiéramos conocido la mayor parte de los conocimientos de los tiempos que vivimos. 

¿Y todo esto para qué? Para disfrutar de crear mundos, posibilidades de ser, distintas maneras de ver, de estar, de vivir, o para que un día, tal vez, revolucionar la comunicación y la vida entre seres los seres humanos, y poder ver y disfrutar de otras capacidades, formas, colores, etc. que de otra manera nunca nadie pudiera ver en su vida.

Cuántica, relatividad y conciencia, deberían ser, a mi juicio, el germen del pensamiento contemporáneo. Estos tres factores conducen al mundo del arte a cuestionarse nuevamente cual es nuestro papel como artistas en el mundo, qué es lo que hago y cual es la relación de ese hacer con la realidad; siendo consciente, además, de que en ningún momento se podrá responder a ninguna de estas preguntas con criterios de verdad incuestionables.