Un gesto Un gesto casual, repleto de verdad y pasión, cambió para siempre la trayectoria artística y vital del Aruquense Manu Medina. Personaje de largo recorrido en el mundo del teatro, en el que hace años encontró un método para la integración social de las personas con discapacidad. El Teatro Brut, idea que brotó bajo su inseparable bombín, tiene una de sus sedes oficiales en la localidad de Úbeda, en Jaén, con la escuela Ricardo Iniesta que acaba de ganar el Premio Max de carácter social con el trabajo de su directora Nati Villar.Medina reside en Madrid hace muchos años. Pero sus labores artísticas le han llevado por muchos escenarios del mundo, siendo especialmente significativa su relación con Argentina, donde también hay una sede del Teatro Brut. Autor, director y profesor teatral, forma parte de la Asociación Canaria de Arte Inclusivo, con la que ha dado recientemente cursos de formación en Gran Canaria.
Su método pedagógico proviene de muchos años de ensayo y error. De consultas con fuentes científicas. Una suma de conocimiento que se trasladó al papel con la edición del libro 'Teatro y ... ¿discapacidad?', un manual que ha sentado los antecedentes de la investigación sobre el tema y que en Latinoamérica ha venido más de 20.000 ejemplares.
Pero el origen del todo fue casual. Una clase y una interpretación inesperada. Dos jóvenes con discapacidad intelectual envueltos en lágrimas mientras daban cuerpo a Romeo y Julieta. «Hace 20 años me llamaron para ser director artístico de la Fundación la Caixa en Castilla. Tenía que ir a los centros escolares para conocer la situación, y allí me encontré a dos personas con síndrome de Down y estuve trabajando con ellos y me encontré con que sus capacidades artísticas eran superiores que la de sus compañeros. De ahí, porque no lo entendía, saqué una hipótesis de trabajo», confiesa Medina.
El artista grancanario se documentó a fondo. Y completó su formación estudiando un grado de integración social. Esa inmersión le llevó a sacar una serie de certezas sobre las que ha construido un trabajo de muchos años. «Llegué a la conclusión de que las personas con discapacidad intelectual tienen esa predisposición artística porque tienen menos prejuicios, una capacidad de análisis menor, que les da un grado de libertad más amplio y eso para el arte es muy importante. Para la desinhibición, para salir al escenario sin miedo al ridículo», expone desde Madrid.
Gracias a ese trabajo se convirtió en académico de las Artes Escénicas y comenzó una travesía de dos décadas dedicadas a la formación en este tipo de disciplina. De hecho, tras pasar por su taller hay en la actualidad 21 especialistas en Gran Canaria.
Hay muchos elementos de su labor en este sector que le han ido sorprendiendo con el correr del tiempo. Pero hay un elemento que para él es fundamental. «La diferencia de este mundo en relación al teatro normalizado es que en nuestro ámbito no hay alfombras rojas, lo que tenemos son muchos pañuelos para quitar los mocos. Y mucha paciencia, porque trabajar con este sector es complicado. Tenemos la vanidad como elemento de juego pero no como creencia, cambiamos el ego por el amor propio», dice.
La investigación y el método resultante ha hecho de Medina un divulgador de referencia en todo el mundo. El punto de partida de Castilla-La Mancha y Castilla y León se ha ido extendiendo por la península hacia Valencia y el galardonado centro de Jaén. Madrid es el eje de esta cartografía con sede física en la Sala Tarambana. Pero, además, el Teatro Brut se enseña en Argentina, en la Universidad San Martín de Buenos Aires y en la General Sarmiento de La Plata; también se radica en escuelas de Rumania, Italia y Turquía.
«En la escuela Ricardo Iniesta está Nati Villar, que es una persona y una profesional maravillosa. Hace teatro comunitario con todos los sectores en exclusión social, con personas con discapacidad intelectual, con mujeres que han sufrido maltrato... Y al mismo tiempo tiene la sede central en Andalucía del Teatro Brut», comenta Medina.
Tras tantos años de trabajo en este campo, Medina indica que a través del teatro la vida de las personas con discapacidad es, al menos diferente. «Los beneficios que he percibido en ellos son los de la franqueza. No hay subterfugios ni dobles intenciones, y eso es un campo humano tremendamente importante. Son lo que son y eso es lo que cuenta», señala.
La asociación.
El autor de obras como 'Nadie' y 'Tullidos' forma parte del proceso de creación de la Asociación Canaria de Arte Inclusivo, un proyecto que le reporta mucha ilusión. «Ya está montada pero hay que ponerla en pie. Estamos trabajando en proyectos, como uno de mujeres maltratados, adaptando texto de Federico García Lorca de su etapa en Nueva York, para contar a través de ellos sus vidas», indicó.
La idea es continuar dándole forma en los próximos meses para llenar de contenido su programación. «Estamos en negociaciones para conseguir un espacio donde hacer la inauguración el año que viene, algo que queremos hacer a lo grande. Para que sea presentada en sociedad porque es muy importante porque hay en Canarias un montón de artistas que quieren trabajar con este segmento poblacional».