Este hombre, Juan Carlos Gargiulo es un genio, no me cabe la menor duda. Su talento lo
muestra todos los días con la simple mirada al recoveco de una calle escondida, para el tiempo, STOP establece coordenadas respetando
el aquí y ahora del individu@ fotografiad@, convierte al otro en el verdadero
protagonista de la acción dramática, de la vida, el ojo y la cámara son la
misma cosa, no hay nadie mas, ni nada mas.
Los conceptos, la ideas, opiniones, pensamientos, arquetipos,
formas y doctrinas preestablecidas están desterradas, excluidas y confinadas al
mundo de lo formal, aquí la formalidad no tiene espacio, ni tiempo, ni lugar.
Abandonarse, dejarse y desatender de los, …y si… son parte de su pasado
forjado (como a todos) como el hiero en yunque.
Sus creaciones están siempre vigentes, recientes, porque lo que
cuenta es el daño o la felicidad de la vida, y eso, queridos amigos, no pasa de
moda nunca, el ser humano es lo que es ahora y siempre, con sus ciclos,
cambios, y diferencias.
Y nosotros como público, acudimos a ver sus fotos, nos obliga, nos
despierta y nos recuerda que lo más valioso del ser humano es todo aquello que
somos, y que sólo con un pequeño rasque nos enseña un gran tesoro, el tesoro de
la vida, la vida misma y lo que hay en ella.
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