El arte inclusivo son todas aquellas disciplinas artísticas que trabajan la inclusión en los lugares más recónditos del alma humana.

1/11/10

EL ARTE PURO DE JUDITH SCOTT

El video que a continuación os muestro, es la prueba inequívoca de que el arte es una herramienta poderosa de comunicación y desarrollo.

La terrible vida de  JUDITH SCOTT, las mellizas Scott, Judit fue abandonada por sus padres a los seis años en una residencia de discapacitados  mentales, padecía síndrome de Dow ineducable. La sombra de Judith persiguió a Joy (su hermana Gemela) toda su vida...

 Si queréis saber más no tenéis más que darle al play.


Este artículo me hace reflexionar sobre lo que tenemos los artista y lo que nos sobra, o mejor dicho "qué es lo que deberíamos tener los creadores y qué es lo que nos sobra", porque en estos momentos no todo me vale.

29/10/10

¡Hoguera de vanidades!

No hay nada más ridículo que el auto engaño, yo vengo del teatro comercial, con directores muy conocidos en el panorama artístico teatral, y estos son desde siempre unos grandes dictadores de la escena, si he dicho bien, unas grandes divas del teatro, y lo más curioso de todo es que aunque yo no lo crea, les imito... si les imito "he dicho bien".
Según estos parámetros estos directores son los que marcan, mutilan, o hacen crecer a un actor dentro del roll que les ha tocado vivir, y en este caso ser interpretes, lo peor de este tipo de directores es que se hacen/hacemos creer que somos los grandes responsables del espectáculo y claro esta, esto es para lo bueno y para lo malo, para lo bueno ya se sabe, (los aplausos, el auto bombo etc.) pero y ¿para lo malo?, es decir cuando un espectáculo por ejemplo está demasiado encorchetado, poco jugado, cuando la única voz que se ha oído es la tuya, cuando ves que eso no avanza, que hacen/mos dichos directores, nuestra única opción es pegarle una gran patada a un montón de trozos de madera y gritar ! lo dejo!, pero en el fondo lo que se está diciendo es, estoy harto de creer ( y no se es cierto) de que como director eres el único responsable de este embrollo y gritas otra vez ! si lo dejo ! y en tu foro más interno quien está hablando es la angustia de liberarse, de no sufrir tanto el peso de creer, que tu eres el único que está jugando esta partida, creer que tu eres el único responsable, creerte que si fracasas, será tu fracaso, y no será un fracaso compartido, y tienes tantas desconfianzas artísticas hacia los demás que empiezas a asumir cada movimiento de tu partener, cada palabra, cada gesto, cada giro, cada coma, cada punto, al final todos tus actores, se convierten en tus títeres, en una prolongación de tus brazos, de tus manos, de tu boca, de tu voz, y las vanidades al fin tienen vida propia, y te apagan, y te oscurecen, y te emborrachan, hasta que un día ya nadie te hace caso, porque al final lo que ven en ti ya no es una persona viva, sino todo lo contrario te habrás convertido en una gran estatua de piedra, posiblemente algo imponente, pero frío y muerto a la vez.

Tal vez, tu pensaras que a ti esto nunca te irá a pasar, y te repites hasta la saciedad que nunca te pasará, y te lo justificarás, o te dirás a ti mismo/a "YO EL TEMA DE LAS VANIDADES, YA LO SUPERÉ", o te dirás eso de "EL EGO, ESO, ESO NO VA CON MIGO"pero que curioso, YO PENSABA LO MISMO, y entre tu y yo seguro que por muy listo/a, que seas... 

te recuerdo que estamos hechos de la misma materia. 

27/10/10

APLICACION DE LA TECNICA ALEXANDRE AL TEATRO

Ya  son muchos años en esta profesión y cada vez que me enfrento a un personaje, las dificultades son por regla general las mismas.
Comenzé mi formación como actor, asistiendo a clases de expresión corporal, voz, interpretación...y lo que descubro con todas estas técnicas es la toma de consciencia de nuestras propias limitaciones. 
Mis limitaciones como actor las empezamos a ver cuando tenemos a un personaje de la talla  de Hamlet y nuestra propia condición física cargada de tensiones corporales y emocionales nos dificulta el acercamiento al mismo. ¿Qué hacemos entonces? ¿acercamos el personaje a nosotros, defendiendo un personaje lejano a los matices con los que está construido o buscamos ampliar de alguna forma nuestra capacidad de registros?. A lo largo de la historia recordamos actores de renombre que el espectador imita con ágil superficialidad puesto que todos sus personajes eran y aún son construidos de la misma manera, siendo ellos mismos y llevando su propia condición física y emocional al mundo de sus personajes, por lo tanto nunca hemos visto, salvo honrosas excepciones, la diferencia básica de un Hamlet a un Arlequino con el trabajo de un solo actor. Hemos tenido que esperar a ver un Hamlet por un actor y a un Arlequino por otro, para descubrir la gama enriquecedora de diferencias sutíles que cada uno de los personajes propugna.

Cuando un actor se da cuenta de sus limitaciones, la certeza de  antiguos maestros, la convicción de nuestros directores de casting, y directores teatrales de que un actor ha de saberse hacedor de personajes característicos, hace que simplemente lo asumas, vendiendote como tal o busques formas,  apoyandote en la conviccion de  Stanislavski, de ampliar registros.
La gran aventura de conseguir algo que te ayude en esta tarea me  lleva irremediablemente a gastar lo que no tengo, transitando un camino nada claro donde contacto con todo tipo de técnicas, tendencias que me ayudan, innegablemente, pero que no  me dan las herramientas que preciso para ser dueño del proceso como tal.
Las tensiones corporales y emocionales son las que definen en gran medida la característica de un personaje, si somos incapaces de deshacernos de nuestra propia estructura, como primer paso, lo que construyamos tendrá en base la impronta de nuestro sello inconfundible, nuestra característica particular.

La técnica Alexandre ofrece al actor  en este sentido los medios para que pueda detectar y relajar la tensión excesiva que  mantiene  de forma inconsciente en el cuerpo.

Ayuda a encontrar diferentes modos de moverse que sean más fáciles y eficaces, reduciendo de ese modo el desgaste de la estructura corporal y los órganos internos.

El camino hacia mi neutralidad corporal, lleva implícito el conocimiento de la estructura corporal y emocional, descubres el como , el porqué, y como deshacerte de ello , y siguiendo el camino a la inversa encuentras el cómo, y el porqué de construcciones opuestas a la tuya. El dominio sobre mi instrumento sicofísico me deja libertad entonces para asumir patrones diferenciados del tuyo completamente.
También a tener en cuenta es que el punto de inicio de una construccion determinada, cuando partes de la técnica Alexandre, es la neutralidad,  y no tu entresijo de hábitos sicofísicos de siempre, así, partiendo de ella el actor adquiere libertad de movimientos, tanto mentales como físicos y es capaz de usarse a sí mismo con total dominio del entorno y sus circunstancias.

Al adquirir el dominio del entorno y las circunstancias el actor encuentra el equilibrio necesario para dominar el miedo escénico, a parte consigue una técnica precisa que le ayuda a construir personalidades ajenas a la suya.


Ya no tendremos que  recordar a uno de de los grandes maestros de la escena en su primera etapa como teórico y director, (Meyerhold), cuando  decía que un actor estaba condenado a hacer una limitada gama de personajes convirtiendo así, al actor en un hacedor de personajes característicos.

25/10/10

¿El teatro Alternativo?, ¿Que es eso?

El mal llamado Teatro alternativo ¿Es tan alternativo? porque en estos días me he enterado de que reciben una gran ayuda económica del ministerio, ¿se puede ser alternativo cuando quien te sostiene es el estado?

Los espectáculos alternativos, no se porque se me parecen mucho al teatro comercial. Según algunos el teatro alternativo es una forma de interpretar diferente y donde prima lo artístico sobre lo puramente económico. !AH! ahora lo entiendo todo, "donde lo que prima es lo artístico y no lo económico", !Claro! porque lo económico ya se lo cubre el estado a modo de subvenciones, y otra cosa, cuando me hablan de teatro comercial y su  calidad artística ¿a que se refieren?,  y cuando me hablan de la calidad artística de lo alternativo ¿a que se refieren?, porque yo no veo muchas diferencias artísticas entre uno y otro. 

Querido lector, ¿porque nos venden una idea cuando lo que quieren decir es otra cosa?

Amigos Teatreros la globalización también ha llegado al arte.

Escapemos de ella, ! Pero de verdad! y no a medias.

22/10/10

¿Porque yo pago y usted no?

Hay momentos en que no entiendo al gran público y sobre todo no lo entiendo cuando, yo un actor más de este engranaje estrena un espectáculo y al conocimiento de esta noticia tus amigos, allegados, vecinos, panadero... te comentan que a ver si le regalas una entrada y yo me pregunto; el tendero cuando abre su establecimiento ¿me regala a mí, él, una barra de pan?. Si, el comercio justo es para todos y desde aquí me amparo a la ley general de un intercambio justo, si yo te invito a ver un espectáculo, tú me invitas si eres panadero a una barra de pan, o lo que tengas en ese momento ! claro !

20/10/10

Teoría del duende, de F. G. Lorca

Aquí va uno de los textos más bellos de Federico García Lorca hablando del duende y sus apariciones, espero que os guste;
Señoras y señores:
El duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar. Yo he oído decir a un viejo maestro guitarrista: "El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies". Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; es decir, de viejísima cultura, de creación en acto.
El duende de que hablo, oscuro y estremecido, es descendiente de aquel alegrísimo demonio de Sócrates, mármol y sal que lo arañó indignado el día en que tomó la cicuta, y del otro melancólico demonillo de Descartes, pequeño como almendra verde, que, harto de círculos y líneas, salió por los canales para oír cantar a los marineros borrachos.
Todo hombre, todo artista llamará Nietzsche, cada escala que sube en la torre de su perfección es a costa de la lucha que sostiene con un duende, no con un ángel, como se ha dicho, ni con su musa. Es preciso hacer esa distinción fundamental para la raíz de la obra.
El ángel guía y regala como San Rafael, defiende y evita como San Miguel, y previene como San Gabriel.
El ángel deslumbra, pero vuela sobre la cabeza del hombre, está por encima, derrama su gracia, y el hombre, sin ningún esfuerzo, realiza su obra o su simpatía o su danza. El ángel del camino de Damasco y el que entró por las rendijas del balconcillo de Asís, o el que sigue los pasos de Enrique Susson, ordena y no hay modo de oponerse a sus luces, porque agita sus alas de acero en el ambiente del predestinado.
La musa dicta, y, en algunas ocasiones, sopla. Puede relativamente poco, porque ya está lejana y tan cansada (yo la he visto dos veces), que tuve que ponerle medio corazón de mármol. Los poetas de musa oyen voces y no saben dónde, pero son de la musa que los alienta y a veces se los merienda. Como en el caso de Apollinaire, gran poeta destruido por la horrible musa con que lo pintó el divino angélico Rousseau. La musa despierta la inteligencia, trae paisaje de columnas y falso sabor de laureles, y la inteligencia es muchas veces la enemiga de la poesía, porque imita demasiado, porque eleva al poeta en un bono de agudas aristas y le hace olvidar que de pronto se lo pueden comer las hormigas o le puede caer en la cabeza una gran langosta de arsénico, contra la cual no pueden las musas que hay en los monóculos o en la rosa de tibia laca del pequeño salón.
Ángel y musa vienen de fuera; el ángel da luces y la musa da formas (Hesíodo aprendió de ellas). Pan de oro o pliegue de túnicas, el poeta recibe normas en su bosquecillo de laureles. En cambio, al duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre.
Y rechazar al ángel y dar un puntapié a la musa, y perder el miedo a la fragancia de violetas que exhale la poesía del siglo XVIII y al gran telescopio en cuyos cristales se duerme la musa enferma de límites.
Para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio. Solo se sabe que quema la sangre como un tópico de vidrios, que agota, que rechaza toda la dulce geometría aprendida, que rompe los estilos, que hace que Goya, maestro en los grises, en los platas y en los rosas de la mejor pintura inglesa, pinte con las rodillas y los puños con horribles negros de betún; o que desnuda a Mosén Cinto Verdaguer con el frío de los Pirineos, o lleva a Jorge Manrique a esperar a la muerte en el páramo de Ocaña, o viste con un traje verde de saltimbanqui el cuerpo delicado de Rimbaud, o pone ojos de pez muerto al conde Lautréamont en la madrugada del boulevard.
Los grandes artistas del sur de España, gitanos o flamencos, ya canten, ya bailen, ya toquen, saben que no es posible ninguna emoción sin la llegada del duende. Ellos engañan a la gente y pueden dar sensación de duende sin haberlo, como os engañan todos los días autores o pintores o modistas literarios sin duende; pero basta fijarse un poco, y no dejarse llevar por la indiferencia, para descubrir la trampa y hacerle huir con su burdo artificio.
La Niña de los Peines tuvo que desgarrar su voz porque sabía que la estaba oyendo gente exquisita que no pedía formas, sino tuétano de formas, música pura con el cuerpo sucinto para poder mantenerse en el aire. Se tuvo que empobrecer de facultades y de seguridades; es decir, tuvo que alejar a su musa y quedarse desamparada, que su duende viniera y se dignara luchar a brazo partido. ¡Y cómo cantó! Su voz ya no jugaba, su voz era un chorro de sangre digna por su dolor y su sinceridad, y se abría como una mano de diez dedos por los pies clavados, pero llenos de borrasca, de un Cristo de Juan de Juni.
La llegada del duende presupone siempre un cambio radical en todas las formas sobre planos viejos, da sensaciones de frescura totalmente inéditas, con una calidad de rosa recién creada, de milagro, que llega a producir un entusiasmo casi religioso.
En toda la música árabe, danza, canción o elegía, la llegada del duende es saludada con enérgicos "¡Alá, Alá!", "¡Dios, Dios!", tan cerca del "¡Olé!" de los toros, que quién sabe si será lo mismo; y en todos los cantos del sur de España la aparición del duende es seguida por sinceros gritos de "¡Viva Dios!", profundo, humano, tierno grito de una comunicación con Dios por medio de los cinco sentidos, gracias al duende que agita la voz y el cuerpo de la bailarina, evasión real y poética de este mundo, tan pura como la conseguida por el rarísimo poeta del XVII Pedro Soto de Rojas a través de siete jardines o la de Juan Calímaco por una temblorosa escala de llanto.
Naturalmente, cuando esa evasión está lograda, todos sienten sus efectos: el iniciado, viendo cómo el estilo vence a una materia pobre, y el ignorante, en el no sé qué de una autentica emoción. Hace años, en un concurso de baile de Jerez de la Frontera se llevó el premio una vieja de ochenta años contra hermosas mujeres y muchachas con la cintura de agua, por el solo hecho de levantar los brazos, erguir la cabeza y dar un golpe con el pie sobre el tabladillo; pero en la reunión de musas y de ángeles que había allí, bellezas de forma y bellezas de sonrisa, tenía que ganar y ganó aquel duende moribundo que arrastraba por el suelo sus alas de cuchillos oxidados.
Todas las artes son capaces de duende, pero donde encuentra más campo, como es natural, es en la música, en la danza y en la poesía hablada, ya que estas necesitan un cuerpo vivo que interprete, porque son formas que nacen y mueren de modo perpetuo y alzan sus contornos sobre un presente exacto.
Muchas veces el duende del músico pasa al duende del intérprete y otras veces, cuando el músico o el poeta no son tales, el duende del intérprete, y esto es interesante, crea una nueva maravilla que tiene en la apariencia, nada más, la forma primitiva. Tal el caso de la enduendada Eleonora Duse, que buscaba obras fracasadas para hacerlas triunfar, gracias a lo que ella inventaba, o el caso de Paganini, explicado por Goethe, que hacía oír melodías profundas de verdaderas vulgaridades, o el caso de una deliciosa muchacha del Puerto de Santa María, a quien yo le vi cantar y bailar el horroroso cuplé italiano O Mari!, con unos ritmos, unos silencios y una intención que hacían de la pacotilla italiana una aura serpiente de oro levantado. Lo que pasaba era que, efectivamente, encontraban alguna cosa nueva que nada tenía que ver con lo anterior, que ponían sangre viva y ciencia sobre cuerpos vacíos de expresión.
Todas las artes, y aun los países, tienen capacidad de duende, de ángel y de musa; y así como Alemania tiene, con excepciones, musa, y la Italia tiene permanentemente ángel, España está en todos tiempos movida por el duende, como país de música y danza milenaria, donde el duende exprime limones de madrugada, y como país de muerte, como país abierto a la muerte.
Cuando la musa ve llegar a la muerte cierra la puerta o levanta un plinto o pasea una urna y escribe un epitafio con mano de cera, pero en seguida vuelve a rasgar su laurel con un silencio que vacila entre dos brisas. Bajo el arco truncado de la oda, ella junta con sentido fúnebre las flores exactas que pintaron los italianos del xv y llama al seguro gallo de Lucrecio para que espante sombras imprevistas.
Cuando ve llegar a la muerte, el ángel vuela en círculos lentos y teje con lágrimas de hielo y narciso la elegía que hemos visto temblar en las manos de Keats, y en las de Villasandino, y en las de Herrera, y en las de Bécquer y en las de Juan Ramón Jiménez. Pero ¡qué horror el del ángel si siente una arena, por diminuta que sea, sobre su tierno pie rosado!
En cambio, el duende no llega si no ve posibilidad de muerte, si no sabe que ha de rondar su casa, si no tiene seguridad de que ha de mecer esas ramas que todos llevamos y que no tienen, que no tendrán consuelo.
Con idea, con sonido o con gesto, el duende gusta de los bordes del pozo en franca lucha con el creador. Ángel y musa se escapan con violín o compás, y el duende hiere, y en la curación de esta herida, que no se cierra nunca, está lo insólito, lo inventado de la obra de un hombre.
La virtud mágica del poema consiste en estar siempre enduendado para bautizar con agua oscura a todos los que lo miran, porque con duende es más fácil amar, comprender, y es seguro ser amado, ser comprendido, y esta lucha por la expresión y por la comunicación de la expresión adquiere a veces, en poesía, caracteres mortales.
Recordad el caso de la flamenquísima y enduendada Santa Teresa, flamenca no por atar un toro furioso y darle tres pases magníficos, que lo hizo; no por presumir de guapa delante de fray Juan de la Miseria ni por darle una bofetada al Nuncio de Su Santidad, sino por ser una de las pocas criaturas cuyo duende (no cuyo ángel, porque el ángel no ataca nunca) la traspasa con un dardo, queriendo matarla por haberle quitado su último secreto, el puente sutil que une los cinco sentidos con ese centro en carne viva, en nube viva, en mar viva, del Amor libertado del Tiempo.
Valentísima vencedora del duende, y caso contrario al de Felipe de Austria, que, ansiando buscar musa y ángel en la teología, se vio aprisionado por el duende de los ardores fríos en esa obra de El Escorial, donde la geometría limita con el sueño y donde el duende se pone careta de musa para eterno castigo del gran rey.
Hemos dicho que el duende ama el borde, la herida, y se acerca a los sitios donde las formas se funden en un anhelo superior a sus expresiones visibles.
En España (como en los pueblos de Oriente, donde la danza es expresión religiosa) tiene el duende un campo sin límites sobre los cuerpos de las bailarinas de Cádiz, elogiadas por Marcial, sobre los pechos de los que cantan, elogiados por Juvenal, y en toda la liturgia de los toros, auténtico drama religioso donde, de la misma manera que en la misa, se adore y se sacrifica a un Dios.
Parece como si todo el duende del mundo clásico se agolpara en esta fiesta perfecta, exponente de la cultura y de la gran sensibilidad de un pueblo que descubre en el hombre sus mejores iras, sus mejores bilis y su mejor llanto. Ni en el baile español ni en los toros se divierte nadie; el duende se encarga de hacer sufrir por medio del drama, sobre formas vivas, y prepara las escaleras para una evasión de la realidad que circunda.
El duende opera sobre el cuerpo de la bailarina como el aire sobre la arena. Convierte con mágico poder una muchacha en paralítica de la luna, o llena de rubores adolescentes a un viejo roto que pide limosna por las tiendas de vino, da con una cabellera olor de puerto nocturno, y en todo momento opera sobre los brazos con expresiones que son madres de la danza de todos los tiempos.
Pero imposible repetirse nunca, esto es muy interesante de subrayar. El duende no se repite, como no se repiten las formas del mar en la borrasca.
En los toros adquiere sus acentos más impresionantes, porque tiene que luchar, por un lado, con la muerte, que puede destruirlo, y por otro lado, con la geometría, con la medida, base fundamental de la fiesta.
El toro tiene su órbita; el torero, la suya, y entre órbita y órbita un punto de peligro donde está el vértice del terrible juego.
Se puede tener musa con la muleta y ángel con las banderillas y pasar por buen torero, pero en la faena de capa, con el toro limpio todavía de heridas, y en el momento de matar, se necesita la ayuda del duende para dar en el clavo de la verdad artística.
El torero que asusta al público en la plaza con su temeridad no torea, sino que está en ese plano ridículo, al alcance de cualquier hombre, de jugarse la vida; en cambio, el torero mordido por el duende da una lección de música pitagórica y hace olvidar que tira constantemente el corazón sobre los cuernos.
Lagartijo con su duende romano, Joselito con su duende judío, Belmonte con su duende barroco y Cagancho con su duende gitano, enseñan, desde el crepúsculo del anillo, a poetas, pintores y músicos, cuatro grandes caminos de la tradición española.
España es el único país donde la muerte es el espectáculo nacional, donde la muerte toca largos clarines a la llegada de las primaveras, y su arte está siempre regido por un duende agudo que le ha dado su diferencia y su calidad de invención.
El duende que llena de sangre, por vez primera en la escultura, las mejillas de los santos del maestro Mateo de Compostela, es el mismo que hace gemir a San Juan de la Cruz o quema ninfas desnudas por los sonetos religiosos de Lope.
El duende que levanta la torre de Sahagún o trabaja calientes ladrillos en Calatayud o Teruel es el mismo que rompe las nubes del Greco y echa a rodar a puntapiés alguaciles de Quevedo y quimeras de Goya.
Cuando llueve saca a Velázquez enduendado, en secreto, detrás de sus grises monárquicos; cuando nieva hace salir a Herrera desnudo para demostrar que el frío no mata; cuando arde, mete en sus llamas a Berruguete y le hace inventar un nuevo espacio para la escultura.
La musa de Góngora y el ángel de Garcilaso han de soltar la guirnalda de laurel cuando pasa el duende de San Juan de la Cruz, cuando
El ciervo vulnerado
por el otero asoma.
La musa de Gonzalo de Berceo y el ángel del Arcipreste de Hita se han de apartar para dejar paso a Jorge Manrique cuando llega herido de muerte a las puertas del castillo de Belmonte. La musa de Gregorio Hernández y el ángel de José de Mora han de alejarse para que cruce el duende que llora lágrimas de sangre de Mena y el duende con cabeza de toro asirio de Martínez Montañés, como la melancólica musa de Cataluña y el ángel mojado de Galicia han de mirar, con amoroso asombro, al duende de Castilla, tan lejos del pan caliente y de la dulcísima vaca que pasta con normas de cielo barrido y sierra seca.
Duende de Quevedo y duende de Cervantes, con verdes anémonas de fósforo el uno, y flores de yeso de Ruidera el otro, coronan el retablo del duende de España. Cada arte tiene, como es natural, un duende de modo y forma distinta, pero todos unen raíces en un punto de donde manan los sonidos negros de Manuel Torres, materia última y fondo común incontrolable y estremecido de leño, son, tela y vocablo. Sonidos negros detrás de los cuales están ya en tierna intimidad los volcanes, las hormigas, los céfiros y la gran noche apretándose la cintura con la Vía láctea.
La musa permanece quieta; puede tener la túnica de pequeños pliegues o los ojos de vaca que miran en Pompeya a la narizota de cuatro caras con que su gran amigo Picasso la ha pintado. El ángel puede agitar cabellos de Antonello de Mesina, túnica de Lippi y violín de Massolino o de Rousseau.
El duende... ¿Dónde está el duende? Por el arco vacío entra un aire mental que sopla con insistencia sobre las cabezas de los muertos, en busca de nuevos paisajes y acentos ignorados: un aire con olor de saliva de niño, de hierba machacada y velo de medusa que anuncia el constante bautizo de las cosas recién creadas.

18/10/10

¿Para que improvisa el actor?

La improvisación es un valioso recurso en la actuación, que estimula la creatividad de los actores, tanto en las habilidades del pensamiento, como las expresiones corporales. La improvisación está al comienzo de toda creación y es aplicable a todo lo que se hace, ya que toda acción puede realizarse como un trabajo penoso, como un oficio o como un arte. La improvisación es un trabajo pactado entre una o varias personas, con la peculiaridad de dejar que los sentimientos fluyan por el alma, olvidándonos de la parte racional durante el tiempo que dure el ejercicio.


La improvisación es un recurso que nos ayuda a desarrollar nuestra capacidad interpretativa. Es una exploración de la subjetividad. En algunas ocasiones puede utilizarse esta palabra de modo descalificativo para aquellas actuaciones con falta de profesionalidad, pero puede expresarse como una unidad técnica y teórica, debido a que no podemos olvidarnos de seis elementos fundamentales: Espacio, vínculo, deseo, circunstancias, emergencia y estado.
El espacio nos ayudará a situar la actividad, donde se encuentran la o las personas que van a desarrollar la acción, donde sus deseos van a entrar en conflicto. Debemos hacernos cargo de los elementos que crean nuestro espacio, por ello, normalmente, resulta más fácil el llevar un objeto que nos vincule con nuestra vida personal. El vínculo nos ayudará a establecer la relación entre las personas que van a desarrollar el ejercicio. Cada una de ellas deberá tener presente cual es su deseo, deseo que deberá llevar al limite para poder alcanzarlo con éxito. Dicho deseo debe pasar por las personas que están realizando el ejercicio, ya que, si no, la improvisación finalizaría en el momento en el que cada uno consiguiese su objetivo, sin haber entrado en conflicto. El objetivo principal de la improvisación es el juego reglado y la exploración de contenidos, emociones y sentimientos. Circunstancias, “yo soy yo y mis circunstancias”. Emergencia; la improvisación, mas bien consiste en la habilidad para hacer una tarea escénica pronto y sin previa preparación, de ahí que los deseos de los participantes deban resolverse con inmediatez. El estado; es el actor quien debe crearse su propio estado físico y psíquico.

El “aquí y ahora” juega una gran importancia en la improvisación. El actor debe estar preparado para cualquier incidencia en escena, no podemos olvidarnos que no hay nada predecible y perfecto. Todo esto nos lo enseña la improvisación. Una improvisación, si mil veces se hiciese, mil veces sería distinta.

La improvisación te permite desplegar un universo entero completo de sensaciones, nunca podemos olvidarnos que en escena “somos antes que actuamos”. 

En la improvisación no podemos olvidarnos del compañero o compañeros, siendo generosos con los mismos, porque aunque parezca increíble gracias a su comportamiento o comportamientos una improvisación puede hacerte transitar por sensaciones jamás descubiertas y habilitadas por nosotros mismos. El actor es aquel que es capaz de crear, el que tiene que conocerse a si mismo y aunque en ocasiones te cause rabia, dolor, impotencia... tan solo es el principio de una larga trayectoria.

15/10/10

Manuel Alexandre ha muerto

...y desde estas páginas yo un fiel servidor del arte rindo homenaje y pleitesía a uno de los grandes Manuel Alexandre, Actor de fieles principios para una época de incertidumbres y desorden, interprete y maestro de hacernos creer que los sentimientos y verdades de un autor eran auténticos y reales, paseante de emociones, acciones, situaciones, hacedor de palabras ajenas, gesticulador de comas y puntos, amante de la sutil cuarta pared que marca el espectador, genio y figura de las pausas dramáticas.

A ti Manuel Alexandre, te recordaran las musas y las hadas de los teatros, y el polvo de las tablas se mezclará con las cenizas de tu cuerpo, 

Adios Manuel 
Adios Alexsandre

13/10/10

Conferencia sobre Teatro de F. G. Lorca

Hoy he leído una conferencia que hizo Federico García Lorca sobre lo que el pensaba que era el teatro y me he quedado sorprendido por tan acertada descripción y me gustaría compartirla con vosotros, espero que os guste:
El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso.
Un teatro sensible y bien orientado en todas sus ramas, desde la tragedia al vodevil, puede cambiar en pocos años la sensibilidad del pueblo; y un teatro destrozado, donde las pezuñas sustituyen a las alas, puede achabacanar y adormecer a una nación entera.
El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre.
Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo; como el teatro que no recoge el latido social, el latido, histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego o sitio para hacer esa horrible cosa que se llama "matar el tiempo".
No me refiero a nadie ni quiero herir a nadie; no hablo de la realidad viva, sino del problema planteado sin solución.
Yo oigo todos los días, queridos amigos, hablar de la crisis del teatro, y siempre pienso que el mal no está delante de nuestros ojos, sino en lo más oscuro de su esencia; no es un mal de flor actual, o sea de obra, sino de profunda raíz, que es, en suma, un mal de organización.
Mientras que actores y autores estén en manos de empresas absolutamente comerciales, libres y sin control literario ni estatal de ninguna especie, empresas ayunas de todo criterio y sin garantía de ninguna clase, actores, autores y el teatro entero se hundirá cada día más, sin salvación posible.
El delicioso teatro ligero de revistas, vodevil y comedia bufa, géneros de los que soy aficionado espectador, podría defenderse y aun salvarse; pero el teatro en verso, el género histórico y la llamada zarzuela hispánica sufrirán cada día más reveses, porque son géneros que exigen mucho y donde caben las innovaciones verdaderas, y no hay autoridad ni espíritu de sacrificio para imponerlas a un público al que hay que domar con altura y contradecirlo y atacarlo en muchas ocasiones.
El teatro se debe imponer al público y no el público al teatro. Para eso, autores y actores deben revestirse, a costa de sangre, de gran autoridad, porque el público de teatro es como los niños en las escuelas: adora al maestro grave y austero que exige y hace justicia, y llena de crueles agujas las sillas donde se sientan los maestros tímidos y adulones, que ni enseñan ni dejan enseñar.
Al público se le puede enseñar, conste que digo público, no pueblo; se le puede enseñar, porque yo he visto patear a Debussy y a Ravel hace años, y he asistido después a las clamorosas ovaciones que un público popular hacía a las obras antes rechazadas.
Estos autores fueron impuestos por un alto criterio de autoridad superior al del público corriente, como Wedekind en Alemania y Pirandello en Italia, y tantos otros.
Hay necesidad de hacer esto para bien del teatro y para gloria y jerarquía de los intérpretes. Hay que mantener actitudes dignas, en la seguridad de que serán recompensadas con creces.
Lo contrario es temblar de miedo detrás de las bambalinas y matar las fantasías, la imaginación y la gracia del teatro, que es siempre, siempre, un arte, y será siempre un arte excelso, aunque haya habido una época en que se llamaba arte a todo lo que nos gustaba, para rebajar la atmósfera, para destruir la poesía y hacer de la escena un puerto de arrebatacapas.
Arte por encima de todo. Arte nobilísimo, y vosotros, queridos actores, artistas por encima de todo. Artistas de pies a cabeza, puesto que por amor y vocación habéis subido al mundo fingido y doloroso de las tablas. Artistas por ocupación y preocupación.
Desde el teatro más modesto al más encumbrado se debe escribir la palabra "Arte" en salas y camerinos, porque si no vamos a tener que poner la palabra "Comercio" o alguna otra que no me atrevo a decir.
Y jerarquía, disciplina y sacrificio y amor. No quiero daros una lección, porque me encuentro en condiciones de recibirlas.
Mis palabras las dicta el entusiasmo y la seguridad. No soy un iluso. He pensado mucho, y con frialdad, lo que pienso, y, como buen andaluz, poseo el secreto de la frialdad porque tengo sangre antigua.
Yo sé que la verdad no la tiene el que dice "hoy, hoy, hoy" comiendo su pan junto a la lumbre, sino el que serenamente mira a lo lejos la primera luz en la alborada del campo.
Yo sé que no tiene razón el que dice: "Ahora mismo, ahora, ahora" con los ojos puestos en las pequeñas fauces de la taquilla, sino el que dice "Mañana, mañana, mañana" y siente llegar la nueva vida que se cierne sobre el mundo.

11/10/10

Manu Medina conoce a Gil Parrondo

A continuación os mostraré un artículo sobre Gil Parrondo un director de Arte con el que yo tuve el placer de trabajar en los espectáculo Tres Sombreros de Copa, y Marido de ida y vuelta, entre otros.
Parrondo participa como director de arte en películas estadounidenses como; Doctor Zhivago, Patton y Nicolás y Alejandra (con estas dos últimas obtuvo dos premios Óscar).
Apenas tuvo que abandonar España para triunfar en Hollywood. Gil Parrondo, decorador y director de arte que comparte con Almodóvar el hito de ser el único español con dos Oscar, reconoce que, de haberse alejado durante mucho tiempo de España para trabajar fuera, "hubiera sentido nostalgia hasta de las cosas malas que tenemos en el país".
Ha sido durante décadas imprescindible en las grandes coproducciones internacionales, desde que Orson Welles le citara en el Hotel Palace de Madrid en 1954. El cineasta se presentó ante Parrondo "con ese aire teatral que empleaba para epatar". Minutos después, tras haberle hecho dibujar de forma improvisada un decorado en una hoja de papel, el estadounidense le pedía que trabajara con él en 'Mr. Arkadin'. Decisión que tomó "guiándose por su instinto, como el genio que era", recuerda honrado este madrileño nacido en Asturias.
"Las películas de Hollywood nos transportaban a mundos que no podíamos soñar"
'Rey de reyes', 'Lawrence de Arabia' o 'Patton', por la que obtuvo su primera estatuilla dorada en 1970, encontraron parte de sus localizaciones en España, en concreto en Almería. La ciudad andaluza agradece ahora a Gil Parrondo en su festival de cine.
Mitos del cine
Cineastas como Stanley Kubrick o David Lean y el maestro de los efectos especiales Ray Harryhausen son algunos de los mitos del celuloide con los que ha coincidido. A este último lo recuerda como "un hombre mágico que nos trajo una nueva visión del cine. Además, como yo, sigue lleno de ilusión por sus nuevos proyectos".

8/10/10

Te hago una pregunta

Hace poco he leído una frase que me dio mucho que pensar y es la siguiente:

Todos los seres humanos estamos hechos de la misma pasta,
pero no con el mismo molde,

y a ti esta reflexión que te sugiere.

6/10/10

La Vanidad ¿es necesaria?

Tal vez esta sea la manera de poder decir sin miedo lo que a un actor le pasa, tanto cuando está trabajando como cuando no lo está, me gustaría que este blog sea la puerta para hablar sin tapujos de los problemas verdaderos de los actores.
Uno de los grandes dificultades que sufro tanto en mi como en otros compañeros es el lastre de las vanidades, si, he dicho vanidades. El otro día una directora de teatro muy conocida me aseguró que para ser actor hay que ser bastante vanidoso, a lo que yo le respondí que yo no creo en esa afirmación es más, creo y afirmo que para ser un gran actor tienes que ser un gran creativo. 
Y desde aquí y desde estas páginas recuerdo a todos los interpretes que la interpretación y la cultura van de la mano, cuanto más sepamos mas libre seremos, y menos engaños sufriremos, ser actor, interprete, creador es lo mismo que ser un buen carpintero, pintor, etc.

4/10/10

Federico García Lorca

Escucharlo y veréis que vello es:

Si Federico levantara la cabeza se quedaría sentado y embelesado escuchando palabras tan hermosas.


Si Federico levantara la cabeza se quedaría embelesado de escuchar palabras tan hermosas

1/10/10

Dificultades por delante


hay que ver cuantas dificultades aparecen cuando te lanzas a formar una compañía de teatro, desde la búsqueda del escenógrafo, hasta encajar tiempos de ensayos, problemas con el acoplamiento de las distintas disciplinas artísticas, contratiempos, horarios, disponibilidades, toda una amalgama de entresijos que solo se solventan con rigor y paciencia, mucha paciencia, muchas veces y en este caso como director debo y tengo que marcar el ritmo y todo a favor del espectáculo y de la fecha de estreno, a veces me encuentro que tengo que sugerir y casi imponiendo una vuelta de tuerca más, y claro está teniendo en cuenta las dificultades de cada uno de los componentes de la Compañía.

Esto es una prueba de fuego, fuego que por otra parte deseo que siga encendido.

29/9/10

Decir y hacer

Hace unos días recibí un correo de una persona muy especial que he conocido hace poco, que me hizo reflexionar sobre lo que digo y lo que hago y he llegado a la conclusión, que si dichas palabras no van de la mano no valen de nada, "decir y  hacer" si no concuerdan parece que te partes por dentro que, da lo mismo engañar a otros, ya que cuando te encuentras solo y al final del día, como no haya sido coherente, y la mentira, y por lo tanto la angustia se apoderan de mi, y no me deja dormir, el sufrimiento es doloroso, y yo no quiero dolerme más y al final del día y después de mucho tiempo juntando las manos y delante de  mi reflejo, encuentro y descubro cuales son los motivos de esa mentira, de esa falta de coherencia, y unas veces me hace reír y seguir caminando y en otras me hace plantearme un reto más, hay una reflexión Budista que habla de que , "el deseo mundano es el camino de la iluminación" y yo creo fielmente en ello y llegará un día que seamos inquebrantables y flexibles como la caña de bambú. y ese día no me vale que venga en el futuro, ese día está viniendo poco a poco y está llegando "ahora" sin esperar a mañana.

...y estoy seguro que en ese "poco a poco" el interprete el verdadero artista estará en el sitio que le corresponda, de la mano y acompañado por las musas, por los duendes de la creación y delante del público y transformándome y por ende transformando al público, porque de eso se trata de cambiar de aligerarse de equipaje.

...y a ti amigo del Japón que hablas muy bien español, gracias y gracias por que tu correo me ayuda a saber más, me estimulas a la reflexión, en definitiva, me ayudas a caminar a vivir mejor.

Recuerdo un poema de Antonio Machado que se suma a lo que escribo en este artículo y es el siguiente

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.