Los textos dramáticos antiguos carecían de acotaciones. Esto les daba gran flexibilidad y ambigüedad que permitían mayores libertades a sus intérpretes. En la actualidad las acotaciones siempre están presentes en el texto. Y, por su distinta función, podemos distinguir entre las introducciones o notas y las acotaciones propiamente tales.
Llamamos introducciones o notas a las que se colocan al principio de un acto o escena para indicar cómo debe organizarse el escenario. En realidad son descripciones pormenorizadas que el autor destina al director. Pero otras veces las introducciones figuran entre las intervenciones de los actores con el fin de situar acciones que se realizan independientemente del actor o que debe realizar el mismo actor fuera del parlamento.
Las notas de introducción suelen ser muy esquemáticas. Por ejemplo se pone: «Bosque. Aparece un leñador manejando el hacha con lentitud y desgana...». Otras veces hacen referencia a la música o a los efectos especiales.
Las que van entre dos intervenciones sucesivas de actores, por lo general se refieren a acciones que se realizan en silencio o suceden paralelamente a los parlamentos. Por ejemplo: «Lanza con fuerza un taco de madera al aire. Abre la fiambrera y se dispone a comer».

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