El arte inclusivo son todas aquellas disciplinas artísticas que trabajan la inclusión en los lugares más recónditos del alma humana.
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11/10/13

Que grande es el ser humano por Manu Medina.

Este trabajo que a continuación os presento, lo he rescatado de la red, me ha emocionado de tal manera que creo que merece la pena reflejarlo en el blog. 
El arte para mi tiene la misma acción que plantea este anuncio. Yo como artista debo y tengo la obligación personal de transformar aquello que me parezca injusto, de denunciar las injusticias y sobre todo mostrar la naturaleza humana sin tapujos ni vergüenzas, 

El video mas emocionante esta firmado por la compañia tailandesa de telefonía movil True Move H que con la publicidad "Dar: la mejor manera de comunicación" "Giving the best comunication" ha conmovido a todo el mundo con una historia emocionante que es mejor que veais
Publicidad que hizo llorar a todo el mundo subtitulos en castellano
Dar de True move H subtitulado en español.

14/10/12

Este Sábado, Teatrillo salvaje con: Hija mía, tenemos que hablar.

Este Sábado día 20 de octubre en la calle Mira el Río baja, Nº 4,  TEATRO en la sala GRUÑIDOS SALVAJES. Podemos ver HIJA MÍA TENEMOS QUE HABLAR.
Una comedia trepidante, a un ritmo trepidante, sin trampa ni cartón, y de muy cerca verás como dos actores pueden trasladarte a un mundo imaginario sin que tu de dieras cuenta.
Una relación fraternal, pero con secretos, mentiras, asesinatos, y mucha, mucha risa, 
!ALUCINARAS¡

28/9/12

Escuela de actores Gruñidos Salvajes



DESDE EL DÍA 4 DE OCTUBRE ESCUELA DE ACTORES CON 
EN

Todos los Jueves desde Octubre 
¡No te lo pierdas!

de 17:00 a 18:00 Técnica Vocal - 25€ al mes.
de 18:00 a 19:00: Expresión Corporal - 20€ al mes,
de 19:00 a 20:00 Interpretación - 20€ al mes.
SI TE APUNTAS A LOS 3 cursos, OFERTA TODAS LAS MATERIAS A 40€ al mes.
iNSCRIBETE EN LA RECEPCIÓN DE GRUÑIDOS TODAS LAS TARDES DE 17:00 A 21:00 O EN:
asociaciongruidosalvajes@yahoo.es
C/ de Mira el Río 4, Madrid
Tef. 913 658 755

ASIGNATURAS

¿Interpretación?

El Teatro como la música, la pintura o la danza tienen una parte muy importante de talento y otra no menos de técnica interpretativa.
En nuestra sociedad se asume que -para pintar- tienes que saber hacer trazos, conocer la gama y mezcla de colores, tener conocimiento de los distintos estilos pictóricos, etc.
Y esto mismo ocurre con  la música, la danza, el cine, etc. Pues bien, en el teatro pasa lo mismo, este no deja de necesitar una gran inyección de conocimientos, y cuando hablo de conocimientos hablo de experiencias vivenciadas. Por ejemplo cuando violan a la hija de Don Pedro Crespo en el Alcalde de Zalamea, este despliega y manifiesta toda una gran gama de emociones, por ejemplo: ternura, rabia, impotencia, violencia, etc. Todos estas reacciones humanas habremos pues de buscarlas, descubrirlas, y domesticarlas, para que a la hora de llevarlas a cabo, no tengamos mas que revivirlas cuando el texto lo precise.


¿Expresión corporal?:

El teatro está considerado como el arte total ya que utiliza todos los lenguajes (lenguaje verbal y no verbal, lenguaje plástico, rítmico-musical, etc.). La expresión corporal o lenguaje del cuerpo es una de las formas básicas para la comunicación humana. Es el comportamiento exterior espontáneo o intencional, que traduce emociones o sentimientos mediante el lenguaje corporal. Y también la disciplina cuyo objeto de estudio es la conducta motriz con finalidad expresiva, comunicativa   y estética en la que el cuerpo, el movimiento y el sentimiento constituyen sus instrumentos básicos de expresión y comunicación. Esta disciplina se constituye por la interrelación de los lenguajes expresivos.


¿Clases de voz?:

La voz expresiva y la voz cantada del actor han sido con demasiada frecuencia castradas y limitadas.. Reivindicamos las posibilidades expresivas de la voz  de las personas que desee y tenga la voluntad de explorar y entrenar su instrumento. Decimos no a la limitación del juicio y nos afirmamos en nuestra voluntad de jugar, de disfrutar, de atrevernos. ¿Cómo podemos conocer nuestras posibilidades si estamos  atenazados por el miedo o la presión por el resultado? Todos tenemos el derecho de disfrutar de nuestra voz, de explorarla, de investigar en sus posibilidades expresivas.

24/7/12

Curso de Teatro


…y es por ello que constantemente en mi cabeza me surge la misma pregunta, ¿como puedo hacer para llegar a conseguir que el trabajo que desarrolle en mi vida me lleve a las mas altas esferas de la felicidad?.

Hace ya mucho tiempo viajé desde una isla a esta ciudad para atrapar un sueño, el sueño de compartir con el público las pasiones humanas, mis reflexiones, mis angustias, exorcizar  mis miedos, transformar mi vida. El escenario me ayuda a vaciarme, a quedarme sin nada a mirar de frente y a caminar ligero.
Creo sinceramente que el arte ante todo tiene y debe de ser un elemento de transformación para la sociedad y un espejo de esta. El artista es un mediador de esta metamorfosis, por medio de su cuerpo, emociones, sentimientos y palabras, el actor junto a sus compañeros lleva a cabo dicha misión y además con ello

Y en definitiva convertiremos nuestra vida en pura poesía.

 ¿Cuáles son los beneficios del taller de teatro?
1) enriquecer el conocimiento de uno mismo; 2) ampliar los recursos profesionales a través de la imaginación, la expresividad, el juego y la locura creativa; 3) investigar diferentes roles, conflictos, relaciones y comportamientos; 4) desarrollar la capacidad de dejar de ser uno mismo para encarnar un personaje; y 5) adquirir herramientas para la dinamización de grupos. 6)ganamos expresividad y autoconfianza, además de elaborar conflictos internos o externos (relaciones). Interpretar un conflicto desde diferentes puntos de vista nos permite distanciarnos emocionalmente del problema y darnos cuenta de nuevas posibilidades de actuación.

¿A quiénes está dirigido el programa?
El Taller de Teatro está dirigido no solo a futuros actores, sino también, a psicoterapeutas, educadores, animador@ socio-cultural, médic@s, panader@s, tender@s,… 
En definitiva, a todos aquell@s que deseen mejorar sus vidas, en ampliar sus capacidades personales y profesional, enriqueciendo y ampliando sus herramientas y habilidades para el día a día.

Curso de Interpretación



Asignaturas

Las asignatura que daré en el taller, son Expresión Corporal, voz e interpretación.
Y a continuación detallaré el porque de estas. 

¿Interpretación?

El Teatro como la música, la pintura o la danza tienen una parte muy importante de talento y otra no menos de técnica interpretativa.
En nuestra sociedad se asume que -para pintar- tienes que saber hacer trazos, conocer la gama y mezcla de colores, tener conocimiento de los distintos estilos pictóricos, etc.
Y esto mismo ocurre con  la música, la danza, el cine, etc. Pues bien, en el teatro pasa lo mismo, este no deja de necesitar una gran inyección de conocimientos, y cuando hablo de conocimientos hablo de experiencias vivenciadas. Por ejemplo cuando violan a la hija de Don Pedro Crespo en el Alcalde de Zalamea, este despliega y manifiesta toda una gran gama de emociones, por ejemplo: ternura, rabia, impotencia, violencia, etc. Todos estas reacciones humanas habremos pues de buscarlas, descubrirlas, y domesticarlas, para que a la hora de llevarlas a cabo, no tengamos mas que revivirlas cuando el texto lo precise.


¿Clases de voz?:

La voz expresiva y la voz cantada del actor han sido con demasiada frecuencia castradas y limitadas.. Reivindicamos las posibilidades expresivas de la voz  de las personas que desee y tenga la voluntad de explorar y entrenar su instrumento. Decimos no a la limitación del juicio y nos afirmamos en nuestra voluntad de jugar, de disfrutar, de atrevernos. ¿Cómo podemos conocer nuestras posibilidades si estamos  atenazados por el miedo o la presión por el resultado? Todos tenemos el derecho de disfrutar de nuestra voz, de explorarla, de investigar en sus posibilidades expresivas.

¿Expresión corporal?:

El teatro está considerado como el arte total ya que utiliza todos los lenguajes (lenguaje verbal y no verbal, lenguaje plástico, rítmico-musical, etc.). La expresión corporal o lenguaje del cuerpo es una de las formas básicas para la comunicación humana. Es el comportamiento exterior espontáneo o intencional, que traduce emociones o sentimientos mediante el lenguaje corporal. Y también la disciplina cuyo objeto de estudio es la conducta motriz con finalidad expresiva, comunicativa   y estética en la que el cuerpo, el movimiento y el sentimiento constituyen sus instrumentos básicos de expresión y comunicación. Esta disciplina se constituye por la interrelación de los lenguajes expresivos. 







26/11/10

Interprete declarado

A continuación he escrito una declaración de intenciones o un credo que tiene que ver con algo que va mas allá de cualquier camino elegido, es decir una declaración del verdadero motor de mis deseos en mi vida:

Mi credo

yo no escribo sólo palabras
sostengo la pluma
y sois vosotros
que llenais mis renglones
de justificadas intenciones
yo no escribo sólo palabras
mi delgada escritura
se desvanece sin sentido
con cosas del olvido

I
las pasiones de mis dedos
son telas de araña
tejiendo mi madeja
voy descubriendo
que mi vida son razones
y no buenas intenciones

II
descubro sin cesar
que caminante no hay camino
se hace camino al andar

III
y son muchas cosas
que mi alma no destroza
que a mi casa se desprende
un sinfín de buena gente

IV
creo que la vida me hace digno
que el trabajo me enriquece
y que digno a la estima  voy
porque a mi vida ennoblece

V
hay razones para vivir sin suerte
y que en  mi cuerpo
y que mis manos
hay momentos que flaquecen

VI
y es otra gente que me sostiene
son sus brazos
y es su mirada
que me llena y me retiene

20/10/10

Teoría del duende, de F. G. Lorca

Aquí va uno de los textos más bellos de Federico García Lorca hablando del duende y sus apariciones, espero que os guste;
Señoras y señores:
El duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar. Yo he oído decir a un viejo maestro guitarrista: "El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies". Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; es decir, de viejísima cultura, de creación en acto.
El duende de que hablo, oscuro y estremecido, es descendiente de aquel alegrísimo demonio de Sócrates, mármol y sal que lo arañó indignado el día en que tomó la cicuta, y del otro melancólico demonillo de Descartes, pequeño como almendra verde, que, harto de círculos y líneas, salió por los canales para oír cantar a los marineros borrachos.
Todo hombre, todo artista llamará Nietzsche, cada escala que sube en la torre de su perfección es a costa de la lucha que sostiene con un duende, no con un ángel, como se ha dicho, ni con su musa. Es preciso hacer esa distinción fundamental para la raíz de la obra.
El ángel guía y regala como San Rafael, defiende y evita como San Miguel, y previene como San Gabriel.
El ángel deslumbra, pero vuela sobre la cabeza del hombre, está por encima, derrama su gracia, y el hombre, sin ningún esfuerzo, realiza su obra o su simpatía o su danza. El ángel del camino de Damasco y el que entró por las rendijas del balconcillo de Asís, o el que sigue los pasos de Enrique Susson, ordena y no hay modo de oponerse a sus luces, porque agita sus alas de acero en el ambiente del predestinado.
La musa dicta, y, en algunas ocasiones, sopla. Puede relativamente poco, porque ya está lejana y tan cansada (yo la he visto dos veces), que tuve que ponerle medio corazón de mármol. Los poetas de musa oyen voces y no saben dónde, pero son de la musa que los alienta y a veces se los merienda. Como en el caso de Apollinaire, gran poeta destruido por la horrible musa con que lo pintó el divino angélico Rousseau. La musa despierta la inteligencia, trae paisaje de columnas y falso sabor de laureles, y la inteligencia es muchas veces la enemiga de la poesía, porque imita demasiado, porque eleva al poeta en un bono de agudas aristas y le hace olvidar que de pronto se lo pueden comer las hormigas o le puede caer en la cabeza una gran langosta de arsénico, contra la cual no pueden las musas que hay en los monóculos o en la rosa de tibia laca del pequeño salón.
Ángel y musa vienen de fuera; el ángel da luces y la musa da formas (Hesíodo aprendió de ellas). Pan de oro o pliegue de túnicas, el poeta recibe normas en su bosquecillo de laureles. En cambio, al duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre.
Y rechazar al ángel y dar un puntapié a la musa, y perder el miedo a la fragancia de violetas que exhale la poesía del siglo XVIII y al gran telescopio en cuyos cristales se duerme la musa enferma de límites.
Para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio. Solo se sabe que quema la sangre como un tópico de vidrios, que agota, que rechaza toda la dulce geometría aprendida, que rompe los estilos, que hace que Goya, maestro en los grises, en los platas y en los rosas de la mejor pintura inglesa, pinte con las rodillas y los puños con horribles negros de betún; o que desnuda a Mosén Cinto Verdaguer con el frío de los Pirineos, o lleva a Jorge Manrique a esperar a la muerte en el páramo de Ocaña, o viste con un traje verde de saltimbanqui el cuerpo delicado de Rimbaud, o pone ojos de pez muerto al conde Lautréamont en la madrugada del boulevard.
Los grandes artistas del sur de España, gitanos o flamencos, ya canten, ya bailen, ya toquen, saben que no es posible ninguna emoción sin la llegada del duende. Ellos engañan a la gente y pueden dar sensación de duende sin haberlo, como os engañan todos los días autores o pintores o modistas literarios sin duende; pero basta fijarse un poco, y no dejarse llevar por la indiferencia, para descubrir la trampa y hacerle huir con su burdo artificio.
La Niña de los Peines tuvo que desgarrar su voz porque sabía que la estaba oyendo gente exquisita que no pedía formas, sino tuétano de formas, música pura con el cuerpo sucinto para poder mantenerse en el aire. Se tuvo que empobrecer de facultades y de seguridades; es decir, tuvo que alejar a su musa y quedarse desamparada, que su duende viniera y se dignara luchar a brazo partido. ¡Y cómo cantó! Su voz ya no jugaba, su voz era un chorro de sangre digna por su dolor y su sinceridad, y se abría como una mano de diez dedos por los pies clavados, pero llenos de borrasca, de un Cristo de Juan de Juni.
La llegada del duende presupone siempre un cambio radical en todas las formas sobre planos viejos, da sensaciones de frescura totalmente inéditas, con una calidad de rosa recién creada, de milagro, que llega a producir un entusiasmo casi religioso.
En toda la música árabe, danza, canción o elegía, la llegada del duende es saludada con enérgicos "¡Alá, Alá!", "¡Dios, Dios!", tan cerca del "¡Olé!" de los toros, que quién sabe si será lo mismo; y en todos los cantos del sur de España la aparición del duende es seguida por sinceros gritos de "¡Viva Dios!", profundo, humano, tierno grito de una comunicación con Dios por medio de los cinco sentidos, gracias al duende que agita la voz y el cuerpo de la bailarina, evasión real y poética de este mundo, tan pura como la conseguida por el rarísimo poeta del XVII Pedro Soto de Rojas a través de siete jardines o la de Juan Calímaco por una temblorosa escala de llanto.
Naturalmente, cuando esa evasión está lograda, todos sienten sus efectos: el iniciado, viendo cómo el estilo vence a una materia pobre, y el ignorante, en el no sé qué de una autentica emoción. Hace años, en un concurso de baile de Jerez de la Frontera se llevó el premio una vieja de ochenta años contra hermosas mujeres y muchachas con la cintura de agua, por el solo hecho de levantar los brazos, erguir la cabeza y dar un golpe con el pie sobre el tabladillo; pero en la reunión de musas y de ángeles que había allí, bellezas de forma y bellezas de sonrisa, tenía que ganar y ganó aquel duende moribundo que arrastraba por el suelo sus alas de cuchillos oxidados.
Todas las artes son capaces de duende, pero donde encuentra más campo, como es natural, es en la música, en la danza y en la poesía hablada, ya que estas necesitan un cuerpo vivo que interprete, porque son formas que nacen y mueren de modo perpetuo y alzan sus contornos sobre un presente exacto.
Muchas veces el duende del músico pasa al duende del intérprete y otras veces, cuando el músico o el poeta no son tales, el duende del intérprete, y esto es interesante, crea una nueva maravilla que tiene en la apariencia, nada más, la forma primitiva. Tal el caso de la enduendada Eleonora Duse, que buscaba obras fracasadas para hacerlas triunfar, gracias a lo que ella inventaba, o el caso de Paganini, explicado por Goethe, que hacía oír melodías profundas de verdaderas vulgaridades, o el caso de una deliciosa muchacha del Puerto de Santa María, a quien yo le vi cantar y bailar el horroroso cuplé italiano O Mari!, con unos ritmos, unos silencios y una intención que hacían de la pacotilla italiana una aura serpiente de oro levantado. Lo que pasaba era que, efectivamente, encontraban alguna cosa nueva que nada tenía que ver con lo anterior, que ponían sangre viva y ciencia sobre cuerpos vacíos de expresión.
Todas las artes, y aun los países, tienen capacidad de duende, de ángel y de musa; y así como Alemania tiene, con excepciones, musa, y la Italia tiene permanentemente ángel, España está en todos tiempos movida por el duende, como país de música y danza milenaria, donde el duende exprime limones de madrugada, y como país de muerte, como país abierto a la muerte.
Cuando la musa ve llegar a la muerte cierra la puerta o levanta un plinto o pasea una urna y escribe un epitafio con mano de cera, pero en seguida vuelve a rasgar su laurel con un silencio que vacila entre dos brisas. Bajo el arco truncado de la oda, ella junta con sentido fúnebre las flores exactas que pintaron los italianos del xv y llama al seguro gallo de Lucrecio para que espante sombras imprevistas.
Cuando ve llegar a la muerte, el ángel vuela en círculos lentos y teje con lágrimas de hielo y narciso la elegía que hemos visto temblar en las manos de Keats, y en las de Villasandino, y en las de Herrera, y en las de Bécquer y en las de Juan Ramón Jiménez. Pero ¡qué horror el del ángel si siente una arena, por diminuta que sea, sobre su tierno pie rosado!
En cambio, el duende no llega si no ve posibilidad de muerte, si no sabe que ha de rondar su casa, si no tiene seguridad de que ha de mecer esas ramas que todos llevamos y que no tienen, que no tendrán consuelo.
Con idea, con sonido o con gesto, el duende gusta de los bordes del pozo en franca lucha con el creador. Ángel y musa se escapan con violín o compás, y el duende hiere, y en la curación de esta herida, que no se cierra nunca, está lo insólito, lo inventado de la obra de un hombre.
La virtud mágica del poema consiste en estar siempre enduendado para bautizar con agua oscura a todos los que lo miran, porque con duende es más fácil amar, comprender, y es seguro ser amado, ser comprendido, y esta lucha por la expresión y por la comunicación de la expresión adquiere a veces, en poesía, caracteres mortales.
Recordad el caso de la flamenquísima y enduendada Santa Teresa, flamenca no por atar un toro furioso y darle tres pases magníficos, que lo hizo; no por presumir de guapa delante de fray Juan de la Miseria ni por darle una bofetada al Nuncio de Su Santidad, sino por ser una de las pocas criaturas cuyo duende (no cuyo ángel, porque el ángel no ataca nunca) la traspasa con un dardo, queriendo matarla por haberle quitado su último secreto, el puente sutil que une los cinco sentidos con ese centro en carne viva, en nube viva, en mar viva, del Amor libertado del Tiempo.
Valentísima vencedora del duende, y caso contrario al de Felipe de Austria, que, ansiando buscar musa y ángel en la teología, se vio aprisionado por el duende de los ardores fríos en esa obra de El Escorial, donde la geometría limita con el sueño y donde el duende se pone careta de musa para eterno castigo del gran rey.
Hemos dicho que el duende ama el borde, la herida, y se acerca a los sitios donde las formas se funden en un anhelo superior a sus expresiones visibles.
En España (como en los pueblos de Oriente, donde la danza es expresión religiosa) tiene el duende un campo sin límites sobre los cuerpos de las bailarinas de Cádiz, elogiadas por Marcial, sobre los pechos de los que cantan, elogiados por Juvenal, y en toda la liturgia de los toros, auténtico drama religioso donde, de la misma manera que en la misa, se adore y se sacrifica a un Dios.
Parece como si todo el duende del mundo clásico se agolpara en esta fiesta perfecta, exponente de la cultura y de la gran sensibilidad de un pueblo que descubre en el hombre sus mejores iras, sus mejores bilis y su mejor llanto. Ni en el baile español ni en los toros se divierte nadie; el duende se encarga de hacer sufrir por medio del drama, sobre formas vivas, y prepara las escaleras para una evasión de la realidad que circunda.
El duende opera sobre el cuerpo de la bailarina como el aire sobre la arena. Convierte con mágico poder una muchacha en paralítica de la luna, o llena de rubores adolescentes a un viejo roto que pide limosna por las tiendas de vino, da con una cabellera olor de puerto nocturno, y en todo momento opera sobre los brazos con expresiones que son madres de la danza de todos los tiempos.
Pero imposible repetirse nunca, esto es muy interesante de subrayar. El duende no se repite, como no se repiten las formas del mar en la borrasca.
En los toros adquiere sus acentos más impresionantes, porque tiene que luchar, por un lado, con la muerte, que puede destruirlo, y por otro lado, con la geometría, con la medida, base fundamental de la fiesta.
El toro tiene su órbita; el torero, la suya, y entre órbita y órbita un punto de peligro donde está el vértice del terrible juego.
Se puede tener musa con la muleta y ángel con las banderillas y pasar por buen torero, pero en la faena de capa, con el toro limpio todavía de heridas, y en el momento de matar, se necesita la ayuda del duende para dar en el clavo de la verdad artística.
El torero que asusta al público en la plaza con su temeridad no torea, sino que está en ese plano ridículo, al alcance de cualquier hombre, de jugarse la vida; en cambio, el torero mordido por el duende da una lección de música pitagórica y hace olvidar que tira constantemente el corazón sobre los cuernos.
Lagartijo con su duende romano, Joselito con su duende judío, Belmonte con su duende barroco y Cagancho con su duende gitano, enseñan, desde el crepúsculo del anillo, a poetas, pintores y músicos, cuatro grandes caminos de la tradición española.
España es el único país donde la muerte es el espectáculo nacional, donde la muerte toca largos clarines a la llegada de las primaveras, y su arte está siempre regido por un duende agudo que le ha dado su diferencia y su calidad de invención.
El duende que llena de sangre, por vez primera en la escultura, las mejillas de los santos del maestro Mateo de Compostela, es el mismo que hace gemir a San Juan de la Cruz o quema ninfas desnudas por los sonetos religiosos de Lope.
El duende que levanta la torre de Sahagún o trabaja calientes ladrillos en Calatayud o Teruel es el mismo que rompe las nubes del Greco y echa a rodar a puntapiés alguaciles de Quevedo y quimeras de Goya.
Cuando llueve saca a Velázquez enduendado, en secreto, detrás de sus grises monárquicos; cuando nieva hace salir a Herrera desnudo para demostrar que el frío no mata; cuando arde, mete en sus llamas a Berruguete y le hace inventar un nuevo espacio para la escultura.
La musa de Góngora y el ángel de Garcilaso han de soltar la guirnalda de laurel cuando pasa el duende de San Juan de la Cruz, cuando
El ciervo vulnerado
por el otero asoma.
La musa de Gonzalo de Berceo y el ángel del Arcipreste de Hita se han de apartar para dejar paso a Jorge Manrique cuando llega herido de muerte a las puertas del castillo de Belmonte. La musa de Gregorio Hernández y el ángel de José de Mora han de alejarse para que cruce el duende que llora lágrimas de sangre de Mena y el duende con cabeza de toro asirio de Martínez Montañés, como la melancólica musa de Cataluña y el ángel mojado de Galicia han de mirar, con amoroso asombro, al duende de Castilla, tan lejos del pan caliente y de la dulcísima vaca que pasta con normas de cielo barrido y sierra seca.
Duende de Quevedo y duende de Cervantes, con verdes anémonas de fósforo el uno, y flores de yeso de Ruidera el otro, coronan el retablo del duende de España. Cada arte tiene, como es natural, un duende de modo y forma distinta, pero todos unen raíces en un punto de donde manan los sonidos negros de Manuel Torres, materia última y fondo común incontrolable y estremecido de leño, son, tela y vocablo. Sonidos negros detrás de los cuales están ya en tierna intimidad los volcanes, las hormigas, los céfiros y la gran noche apretándose la cintura con la Vía láctea.
La musa permanece quieta; puede tener la túnica de pequeños pliegues o los ojos de vaca que miran en Pompeya a la narizota de cuatro caras con que su gran amigo Picasso la ha pintado. El ángel puede agitar cabellos de Antonello de Mesina, túnica de Lippi y violín de Massolino o de Rousseau.
El duende... ¿Dónde está el duende? Por el arco vacío entra un aire mental que sopla con insistencia sobre las cabezas de los muertos, en busca de nuevos paisajes y acentos ignorados: un aire con olor de saliva de niño, de hierba machacada y velo de medusa que anuncia el constante bautizo de las cosas recién creadas.

13/10/10

Conferencia sobre Teatro de F. G. Lorca

Hoy he leído una conferencia que hizo Federico García Lorca sobre lo que el pensaba que era el teatro y me he quedado sorprendido por tan acertada descripción y me gustaría compartirla con vosotros, espero que os guste:
El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso.
Un teatro sensible y bien orientado en todas sus ramas, desde la tragedia al vodevil, puede cambiar en pocos años la sensibilidad del pueblo; y un teatro destrozado, donde las pezuñas sustituyen a las alas, puede achabacanar y adormecer a una nación entera.
El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre.
Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo; como el teatro que no recoge el latido social, el latido, histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego o sitio para hacer esa horrible cosa que se llama "matar el tiempo".
No me refiero a nadie ni quiero herir a nadie; no hablo de la realidad viva, sino del problema planteado sin solución.
Yo oigo todos los días, queridos amigos, hablar de la crisis del teatro, y siempre pienso que el mal no está delante de nuestros ojos, sino en lo más oscuro de su esencia; no es un mal de flor actual, o sea de obra, sino de profunda raíz, que es, en suma, un mal de organización.
Mientras que actores y autores estén en manos de empresas absolutamente comerciales, libres y sin control literario ni estatal de ninguna especie, empresas ayunas de todo criterio y sin garantía de ninguna clase, actores, autores y el teatro entero se hundirá cada día más, sin salvación posible.
El delicioso teatro ligero de revistas, vodevil y comedia bufa, géneros de los que soy aficionado espectador, podría defenderse y aun salvarse; pero el teatro en verso, el género histórico y la llamada zarzuela hispánica sufrirán cada día más reveses, porque son géneros que exigen mucho y donde caben las innovaciones verdaderas, y no hay autoridad ni espíritu de sacrificio para imponerlas a un público al que hay que domar con altura y contradecirlo y atacarlo en muchas ocasiones.
El teatro se debe imponer al público y no el público al teatro. Para eso, autores y actores deben revestirse, a costa de sangre, de gran autoridad, porque el público de teatro es como los niños en las escuelas: adora al maestro grave y austero que exige y hace justicia, y llena de crueles agujas las sillas donde se sientan los maestros tímidos y adulones, que ni enseñan ni dejan enseñar.
Al público se le puede enseñar, conste que digo público, no pueblo; se le puede enseñar, porque yo he visto patear a Debussy y a Ravel hace años, y he asistido después a las clamorosas ovaciones que un público popular hacía a las obras antes rechazadas.
Estos autores fueron impuestos por un alto criterio de autoridad superior al del público corriente, como Wedekind en Alemania y Pirandello en Italia, y tantos otros.
Hay necesidad de hacer esto para bien del teatro y para gloria y jerarquía de los intérpretes. Hay que mantener actitudes dignas, en la seguridad de que serán recompensadas con creces.
Lo contrario es temblar de miedo detrás de las bambalinas y matar las fantasías, la imaginación y la gracia del teatro, que es siempre, siempre, un arte, y será siempre un arte excelso, aunque haya habido una época en que se llamaba arte a todo lo que nos gustaba, para rebajar la atmósfera, para destruir la poesía y hacer de la escena un puerto de arrebatacapas.
Arte por encima de todo. Arte nobilísimo, y vosotros, queridos actores, artistas por encima de todo. Artistas de pies a cabeza, puesto que por amor y vocación habéis subido al mundo fingido y doloroso de las tablas. Artistas por ocupación y preocupación.
Desde el teatro más modesto al más encumbrado se debe escribir la palabra "Arte" en salas y camerinos, porque si no vamos a tener que poner la palabra "Comercio" o alguna otra que no me atrevo a decir.
Y jerarquía, disciplina y sacrificio y amor. No quiero daros una lección, porque me encuentro en condiciones de recibirlas.
Mis palabras las dicta el entusiasmo y la seguridad. No soy un iluso. He pensado mucho, y con frialdad, lo que pienso, y, como buen andaluz, poseo el secreto de la frialdad porque tengo sangre antigua.
Yo sé que la verdad no la tiene el que dice "hoy, hoy, hoy" comiendo su pan junto a la lumbre, sino el que serenamente mira a lo lejos la primera luz en la alborada del campo.
Yo sé que no tiene razón el que dice: "Ahora mismo, ahora, ahora" con los ojos puestos en las pequeñas fauces de la taquilla, sino el que dice "Mañana, mañana, mañana" y siente llegar la nueva vida que se cierne sobre el mundo.

6/7/10

Festival de Titeres de Cadiz

Cádiz a 7 de junio del año del calor,
En estos días y por casualidad me encuentro en Cádiz con el festival de Títeres de Cadiz, y afanosamente los actores construyen el decorado a vistas de todo el público, el más fuerte coge las cajas de sonido y las coloca a cada lado del escenario, y ella la actriz extiende una gran tela por la estructura, parece que lo llevan haciendo siglos, ya que se denota rapidez y eficacia en sus acciones, y el público mientras tanto espera.

...y yo me convoco a una reflexión:
¿Se conoce de verdad esta profesión del teatro?
¿Conocemos como viven toda esta gente que purulan por el país?
¿Porque no se les llama artistas también a todos estos?
¿Porque está tan denostada la verdadera profesión del interprete?
¿Porque sólo se les llama actores a los que salen en la TV?

Hoy acabo de ver en TV. a uno de los mayores productores de Teatro de este País de la cual yo tuve la desgracia de trabajar junto a el, le vi en uno de estos programas que hablan del corazón diciendo que su hija no se merecía lo que le estaba pasando, que la cárcel era para ladrones y no para los suyos, que los suyos eran muy buena gente, !hombre que nos conocemos¡

...y yo me vuelvo a convocar a la reflexión:
¿Porque sale esta gente en la TV haciéndose gala de artista cuando lo que son, no tiene nada que ver con tal cometido?
Se quedó corto Valle Inclán escribiendo sobre el esperpento, si viviera en esta época no tendría mas que sacar el micrófono y trasladar todo lo que dicen dichos personajes al papel.

Mi querido Valle, desde estas páginas te invito a que vivas de nuevo.

30/6/10

Declaración de intenciones

Cuando la rabia nos inunda la pasión, cuando la incomprensión de todo lo cercano nos ciega y nos coloca en el umbral del conflicto, todo se vuelve gris.

Podría escribir dramas tras dramas sobre esos días en los que deseas, sobre todo serenidad y mas serenidad. Los devaneos de la mente me delatan, me perturban, y todo porque en el fondo uno no sabe por donde van los tiros, o por miedos, conflictos innecesarios que aveces parecen necesarios para saber en que estamos equivocados.

En estos días se presenta un camino nuevo, lleno de incertidumbres, de parámetros desconocidos, y sobre todo mucho, mucho trabajo, Solfea da la nota, hoy se me antoja difícil y oscura, no se que nos deparará el tiempo, pero hay que tirarse a la piscina, miedos, incertidumbres, y más miedos.

Pero desde estas páginas quiero y prometo seguir adelante, no voy a dejarme llevar por las incertidumbres, no voy a retirarme.