Una mañana y en medio de una conferencia en el teatro la Alameda de Sevilla y en medio de palabras que hablaban de respetar la diferencia, de amar lo que desconocemos, y de no juzgar aquello que no tengamos referencias internas. En medio de tanta charla y desde la fila doce se levanta una muchacha grande y hermosa, el publico que allí se encontraba ya la conocía ya sabía de ella, y... sin más, tuerce sus brazos y manos y en medio del oleaje del movimiento desplaza por su voz sonidos hasta ahora desconocidos para mi, parecía terciopelo rasgado por frío, sombras teñidas de dolor, sus quebrantos trastornaron mis ojos, y en menos de lo que canta un gallo, y de manera silenciosa mi cara comienza a llorar, a expandir mis arrugas. atónito y espetase pregunte su nombre.
Vital, Vital
Casi nada Laura Vital
Vital, Vital
Casi nada Laura Vital
Laura Vital es una mujer especial. Hasta dónde más lejos llega su personalidad es por su voz, puesta al servicio del Flamenco, al cante Flamenco al que le dedica un amor casi reverente en una oración envuelta en la luminosidad de su tierra sanluqueña, gaditana... Pero tiene Laura otros valores de valores parejos a su voz, la modestia, que por tanta, la engrandece más que al contrario; la simpatía arrolladora que muestra sin interrupción una expresión de cercanía sincera con quienes conversa. Tiene también, una gran capacidad creativa, como ha demostrado en repetidas ocasiones para con el cante Flamenco como vehículo, adentrarse en otras parcelas musicales para,sin desvirtuarlas, acercarlas al hecho Flamenco y tiene una formación académica que le permite desenvolverse con soltura dejando ver una gran personalidad. Otros valores son más ostensibles para la generalidad de los que la conocen, como son su belleza y elegancia.
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