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17/6/25

Lolita Pluma, ¡¡¡PROXIMAMENTE!!!, por Manu Medina

En el corazón de Las Palmas de Gran Canaria, en el vibrante Parque Santa Catalina, habitó una mujer que con su espíritu libre y su amor por los bigotudos felinos, tejió una historia tan colorida como las flores de papel que vendía. Su nombre era María Dolores Rivero Hernández, pero todos la conocían como Lolita Pluma. ¡Y vaya si dejó huella!

Nacida en 1904 en el popular barrio de La Isleta, Lolita venía de una estirpe singular. Su familia, los "Pluma", era de esas pocas en la ciudad que se jactaban de saber escribir, ¡algo no tan común en aquellos tiempos! Quizás de ahí le vino esa chispa de independencia y esa capacidad de trazar su propio destino con tinta invisible.

El Parque Santa Catalina fue su reino. Allí, entre palmeras y brisa marina, Lolita no solo despachaba flores de papel, chicles y postales a los curiosos turistas. Su verdadera vocación, su gran amor, eran los gatos callejeros. Los alimentaba, los protegía, y seguramente les contaba sus secretos. Era la protectora oficial de las patitas peludas del parque, una verdadera "cat lady" antes de que la expresión se pusiera de moda.

Su presencia era tan singular y entrañable que, en 1984, el parque le rindió el honor que merecía, nombrándola "Reina del Parque Santa Catalina". ¡Hasta cantantes canarios le dedicaron canciones! Porque la bohemia y la autenticidad de Lolita inspiraban a todos.

Hoy, si paseas por el Parque Santa Catalina, te toparás con ella. No con Lolita en carne y hueso, claro, pero sí con una escultura en su honor, un punto de referencia que nos recuerda su singularidad.

Lolita Pluma se convirtió en mucho más que una vendedora ambulante. Fue un símbolo de libertad, extravagancia y pura humanidad para Las Palmas de Gran Canaria. Una musa para artistas y un recuerdo vivo de la rica cultura e idiosincrasia de la ciudad. Su amor incondicional por los animales la convirtió en una figura querida y respetada, demostrando que un corazón grande y un espíritu libre pueden dejar una marca imborrable en el mundo. ¡Y así, Lolita Pluma sigue viviendo en cada rincón del Parque Santa Catalina!

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